En medio de la transición hacia una matriz energética más sostenible, los parques eólicos emergen como gigantes silenciosos que generan electricidad sin dejar huella en las poblaciones de aves.
Un reciente análisis de datos estadounidenses desmonta mitos y cuestionamientos sobre el impacto de la energía eólica en la fauna, ofreciendo una perspectiva optimista sobre el papel de estos molinos modernos en la preservación de la biodiversidad avícola. El economista Erik Katovich, de la Universidad de Ginebra, lideró el estudio, utilizando el Christmas Bird Count, un proyecto de ciencia ciudadana dirigido por la National Audubon Society, para evaluar el impacto de la energía eólica en las poblaciones avícolas.
es3c03899_si_001Descarga
El método innovador de Katovich, utilizando el Christmas Bird Count de la National Audubon Society, demuestra que la presencia de turbinas eólicas no reduce las cifras de aves observadas durante este recuento anual, que ha registrado datos durante más de un siglo. En lugar de ser una amenaza, se revela que los parques eólicos coexisten pacíficamente con la vida alada.
El Consejo Global de la Energía Eólica (Global Wind Energy Council, GWEC), entidad que asocia a los actores clave del sector eólico mundial, publicaba a finales de marzo del año pasado su último balance anual, el correspondiente al año 2022. Según ese informe (Global Wind Report 2023), el parque eólico mundial superó el año pasado los 900.000 megavatios de potencia instalada acumulada (900 gigavatios) y 2022 se convertía en el tercer mejor año de la historia, con la instalación, en todo el mundo, de 77,6 GW. Según el organismo, en 2023, por primera vez en la historia, la industria eólica esperaba poner en marcha más de 100.000 MW de nueva potencia.
Hidrocarburos
La investigación, sin embargo, no se limitó a la energía eólica. Katovich también exploró los impactos de la extracción de petróleo y gas, revelando un panorama menos alentador para las aves.
A medida que la producción de gas de esquisto se disparaba en los últimos años, el análisis identificó una disminución media del 15% en el número de aves cuando se perforaban nuevos pozos. Factores como el ruido, la contaminación atmosférica y la perturbación de los ecosistemas acuáticos se señalan como responsables de este declive.
La comparación entre la industria eólica y la extracción de hidrocarburos revela un marcado contraste en términos de impacto ambiental. Mientras los aerogeneradores generan electricidad de manera silenciosa y sin emisiones directas, los pozos de petróleo y gas amenazan los hábitats de las aves y afectan negativamente sus poblaciones, concluye el informe.
Verde Claro
03/02/2024