Los ciudadanos europeos acudiremos este verano a las urnas (concretamente el 9 de junio) para configurar qué diputados al Parlamento Europeo nos representarán y hay uno de ellos, Luca de Meo, CEO de Renault, que ya se ha adelantado y les ha escrito una carta. No ha sido una misiva privada, sino pública, en la que haciendo gala de su posición como presidente de la Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA), describe cuáles son los desafíos a los que enfrenta la industria automotriz y poniendo sobre la mesa la dirección que deberían tomar los políticos según él.
A pocos meses de las elecciones europeas, el también presidente de ACEA, pide al Parlamento que siga el ejemplo de China y EEUU, al tiempo que la electrificación no sea la única vía
Y es que la actividad de De Meo en los últimos meses ha sido intensa pues como te dijimos hace unos días, en el marco del Salón de Ginebra no solo instó a otros grupos empresariales del Viejo Continente a formar una alianza para hacer frente a los fabricantes chinos, sino que incluso abrió la puerta a una joint-venture con Volkswagen para construir coches eléctricos pequeños y, sobre todo económicos.
Volviendo al mensaje, De Meo está especialmente preocupado con la posición en la que se están quedando los fabricantes europeos dentro de esta transición europea, sobre todo comparado con los chinos e incluso con Estados Unidos, país que ha introducido suculentas ventajas fiscales para que sus ciudadanos adquieran vehículos cero emisiones fabricados en suelo norteamericano. En contrapunto, Europa está cada vez más auto asfixiándose por la normativa medioambiental. “El propósito de esta carga regulatoria es hacer de Europa un referente en protección ambiental, con la esperanza de que esto contribuya al progreso social a nivel global. El problema es que los otros bloques comerciales tardan en seguir su ejemplo, y esto está teniendo un impacto negativo en el desempeño competitivo de las empresas europeas”, ha escrito De Meo.
Los eléctricos… y algo más
Como solución, el CEO de Renault establece un plan de seis puntos que va desde que la Unión Europea desarrolle un plan en el que el núcleo sea la industria automovilística, hasta que se cree un lobby con científicos, sindicatos y otras organizaciones, al estilo de lo que hizo China, para que los fabricantes se sientan respaldados; sin obviar el suministro de materias primas para la producción de los coches eléctricos. Ahora bien, De Meo confirma en el escrito que los eléctricos “no deberían de ser la única vía a considerar como ecológica” poniendo el foco tanto en los combustibles sintéticos como en el hidrógeno, al tiempo que pide una mayor inversión para la fabricación de coches pequeños, ligeros y baratos. En última instancia, solicita al parlamento que estandarice la infraestructura y que facilite la colaboración de los fabricantes de automóviles europeos con bancos de repuestos compartidos, siguiendo así el mismo camino que China, y poniendo el ejemplo de Airbus a nivel de colaboración europea.
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