El mercado asegurador energético ha iniciado un nuevo ciclo. Tras varios ejercicios en los que predominaban las pérdidas y los ajustes, ahora se observa una tendencia a la moderación, especialmente en las líneas de daños materiales, donde la competencia entre aseguradoras se ha intensificado. Este cambio no es casualidad: refleja una estrategia por parte de las compañías, que buscan enfocarse en los riesgos más sólidos, incluso asumiendo márgenes más ajustados.
Sin embargo, este entorno más flexible no implica que haya menos riesgos: al contrario, requiere una gestión del riesgo más cuidadosa y una comprensión más precisa del proceso de suscripción, en un mercado cada vez más selectivo.
Según recoge el informe Energy Market Review Update 2024 elaborado por WTW, el marco asegurador actual se distingue por una amplia variedad de opciones disponibles y un interés renovado por parte de las aseguradoras en consolidarse en sectores estratégicos. En este momento, las empresas aseguradas recuperan un poder de negociación significativo, con mayor acceso a alternativas y condiciones más favorables.
Nuevas oportunidades en un mercado cambiante y más competitivo
En un entorno de creciente competencia, las aseguradoras están explorando nuevas oportunidades de crecimiento y expandiendo sus carteras hacia áreas relacionadas con la transición energética. Segmentos como las energías renovables, los biocombustibles y el hidrogeno han adquirido mayor relevancia en sus estrategias. Esta diversificación no solo les permite aumentar sus primas, sino que también les brinda la oportunidad de apoyar activamente a sus clientes en la transformación de sus portfolios energéticos.
Algunas compañías han sido rápidas en adaptar su experiencia técnica a estas nuevas áreas, mientras que otras mantienen un enfoque más cauteloso. En cualquier caso, aquellas empresas que lideren esta transición y logren gestionar adecuadamente sus riesgos tendrán mayores posibilidades de acceder a coberturas en condiciones más favorables.
Aun así, no todas las líneas de negocio evolucionan de la misma manera. El mercado internacional de responsabilidad civil (RC), por ejemplo, presenta una situación más compleja. Aunque inicialmente se observaban indicios de estabilización, algunos siniestros importantes han provocado un cambio en esa tendencia, llevando a un aumento de las tasas en ciertos segmentos. Esta situación es una advertencia sobre la volatilidad del mercado asegurador y la rapidez con la que puede variar un escenario.
En esta misma línea, los activos vinculados a las energías fósiles continúan siendo fundamentales para mantener el equilibrio del mercado. Esto se debe no solo a su importancia en las primas suscritas, sino también a la experiencia consolidada en su aseguramiento. Por ello, esta base sigue siendo una referencia clave para muchas compañías, incluso a medida que avanzan en la transición hacia tecnologías energéticas más nuevas.
La calidad del riesgo como criterio determinante
En este momento, la calidad del riesgo adquiere un papel decisivo como principal factor de diferenciación. Aunque los precios muestran una clara tendencia a la baja, los criterios técnicos siguen siendo determinantes. Las aseguradoras diferencian cada vez más entre riesgos bien gestionados −con una ingeniería robusta, planes de mantenimiento actualizados, gobernanza clara y cultura preventiva− y aquellos que no cumplen con los estándares esperados. Esta diferenciación se traduce directamente en las condiciones de renovación, la estabilidad de las primas y la capacidad efectiva de acceder a mercados receptivos.
Presentar adecuadamente el perfil de riesgo, con datos claros, narrativa técnica sólida y un enfoque preventivo integral no es solo una buena práctica, sino que también es una clara ventaja competitiva en un mercado que, aunque muestra signos de moderación en esta misma línea, los activos vinculados a las energías fósiles continúan siendo fundamentales para mantener el equilibrio del mercado. Esto se debe no solo a su importancia en las primas suscritas, sino también a la experiencia consolidada en su aseguramiento.
Por ello, esta base sigue siendo una referencia clave para muchas compañías, incluso a medida que avanzan en la transición hacia tecnologías energéticas más nuevas.
Oportunidad
En este entorno, las empresas energéticas tienen ante sí una oportunidad real de fortalecer su posición aseguradora, siempre que sean capaces de mostrar su compromiso con la excelencia operativa y la gestión del riesgo.
En definitiva, el papel del broker, en este escenario, resulta especialmente relevante y decisivo. En un panorama de transición, estructurar correctamente los programas de seguro, identificar los mercados con el apetito adecuado y adaptar la estrategia a las dinámicas globales del sector serán claves para transformar este momento de cambio en una ventaja real para los clientes.
El mercado asegurador energético está evolucionando, y con él, la manera de generar valor desde el seguro.
María José Núñez es directora de Energía en WTW España.





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