Conocemos el nuevo Polestar Space de Madrid

El sector del automóvil ha cambiado, es un hecho irrefutable. No lo decimos únicamente por la cada vez más creciente electrificación del parque que acabará por ser total en 2035, al menos tras lo avanzado por la Unión Europea. Lo decimos por la manera en la que el consumidor entiende ahora el automóvil. Hace dos décadas, una incluso, el coche era visto como una extensión de nuestro yo, un compañero de viaje (nunca mejor dicho) cuya llegada al núcleo familiar era una cuestión de estudio, de análisis, de comparar las ventajas y las desventajas frente a sus competidores.

Hoy eso ha cambiado y tras la pandemia el modelo digital creció considerablemente poniendo en jaque a los concesionarios, esos lugares en los que uno se pasaba horas y horas viendo coches, sintiéndolos, tocándolos para dejar paso a una pantalla del ordenador en el mejor de los casos o, si no, un smartphone o una Tablet. Una interacción digital a la que se han sumado nuevos fabricantes como Polestar pues el otrora preparador deportivo de Volvo reconvertido en marca de vehículos eléctricos solo vende sus productos de manera on-line, con un proceso sencillo poco engorroso.

Pero desde Polestar también son conscientes de que hay coches que quieren “conocer, tocar y ver el coche antes de tomar la decisión”, como confirma Pedro Parra, director comercial del nuevo Polestar Space que la firma acaba de abrir en Madrid y que nosotros hemos conocido en persona. Un lugar minimalista, un espacio de encuentro para que el cliente interesado en adquirir un Polestar 2 (prueba) o, próximamente, un Polestar 3 y Polestar 5, pueda verlos en primera persona y, también probarlos si así lo desea (durante el 2021 y sin estos Spaces realizaron 2.500 test por toda España).

Ubicado en la Avenida de Burgos 114, justo al lado de las oficinas centrales de BMW y en el espacio que antes ocupaba una reconocida concesión de Ferrari, este Polestar Space se une al ya existente en Barcelona (en el Paseo de Gràcia 84) y en sus 1.000 m^2^ pretende ser una ‘casa’ para quien quiere conocer a este nuevo fabricante. Diseñado con un concepto minimalista, con el perfecto enfoque de luz para que no se pierda ni un detalle de los modelos, puede conocer los entresijos de los modelos a través de los materiales sostenibles que emplean algunos de ellos e incluso, configurarlo mediante los múltiples iPad repartidos por el lugar o en la mesa inspirada en las mesas de corte de los talleres de costura, donde pueden colocar módulos del acabado y elegir la especificación que prefieran y verla en las pantallas.

Para representar a Polestar en la capital, se ha asociado con Ditevo para así “evolucionar hacia nuevas tecnologías y tendencias que generen un impacto positivo en las personas y el planeta”, nos confirmó su director general, Tomás Etcheverry. Por último, Stéphane Le Guével, director de Polestar en España y Portugal, celebró la apertura del Space en Madrid asegurando que están “encantados con la rápida y exitosa expansión de la marca Polestar en España pues a este Spaces de la capital se le unirán otros en las principales ciudades españolas”, incluyendo uno más en Madrid.

Con el Precept como anfitrión

En el acto de inauguración del Polestar Space pudimos además conocer de primera mano al Polestar Precept, el prototipo que adelanta no solo la imagen de futuro de la marca sino que es la base sobre la que se ha desarrollado el Polestar 5 que estará disponible a finales de año. Además, tuvimos la oportunidad de charlar brevemente con su ‘padre’, el diseñador de origen Mexicano, Nahum Escobedo quien se mostró especialmente orgulloso de su creación resaltando puntos tan importantes como la evolución sufrida en el diseño y la facilidad que permiten los eléctricos y más los de este estilo para dar rienda suelta a la imaginación sin perder de vista el foco en lo que se ha de comercializar.

Por cierto, hablando de ventas, según Pedro Parra una de las ventajas de Polestar es que “no hay objetivo de ventas” ya que lo que se pretende con este Polestar Space es recuperar la “esencia de los primeros concesionarios, con un tratamiento al cliente como si fuese el dueño del mismo”.