La Plataforma Tecnológica Española del CO2 (Pteco2) ha advertido del "riesgo" que corre España si no desarrolla tecnologías de captura, transporte, almacenamiento y uso del carbono (CO2), totalmente madura, pues sin ellas no se podrá descarbonizar a la industria.

"Vamos con retraso", ha dicho el presidente de Pteco2, Pedro Mora, que aunque se muestra optimista porque se dispone de "conocimientos y capacidades", sí que destaca que los países del entorno ya cuentan con hojas de ruta lideradas por sus respectivos gobiernos, "como no podría ser de otra manera porque son infraestructuras estratégicas".

De acuerdo con el informe presentado por la Plataforma, el despliegue de energías renovables y nuevas tecnologías en los últimos años ha permitido a España y a la Unión Europea avanzar de forma rápida en la transición energética.

A pesar de ello, "no es suficiente para reducir las emisiones hasta alcanzar la neutralidad climática, tal y como exige la Ley del Clima de la Unión Europea".

La captura de CO2

De hecho, una parte relevante de las emisiones de la industria -dos tercios, en el caso de España, según el Inventario de Emisiones GEI- no pueden mitigarse mediante el uso de energías renovables ya que son intrínsecas a algunos procesos o de combustión a altas temperaturas.

Para Pteco2, su implantación aumentará la autonomía estratégica de España ya que las empresas podrán obtener productos bajos en emisiones de forma competitiva en una economía descarbonizada.

Pero los países que no desarrollen estas tecnologías corren el riesgo de no ser capaces de crear las bases competitivas para sus industrias actuales y las que se desarrollarán en la economía del futuro, con la consiguiente "pérdida de empleo y riqueza".

"Somos la única gran economía europea que no ha iniciado su estrategia", ha lamentado Mora, que ha puesto el foco en las "fortalezas" de un país cuyas compañías "están comprometidas" con la descarbonización.

Ahora bien, existiendo ese "convencimiento", el sector aspira a que el Gobierno español apoye estas tecnologías, emulando a sus homólogos, que están buscando un "traje a medida" en base a sus fortalezas competitivas.

Desde Pteco2, que cuenta entre sus socios con compañías como Enagás, Repsol, Naturgy, Cemex o ArcelorMittal, señalan como ejemplo a Noruega, que comenzó a iniciarse en este tema "hace más de diez o quince años" y que próximamente pondrá sus primeras capturas en cementeras y plantas de biomasa.

De "villano a héroe"

Respecto a las críticas a este sistema, Mora ha aclarado que el CO2 objeto de estas tecnologías es "de proceso", esto es, de la industria, por lo que "no se tienen que pensar para mantener combustibles fósiles".

"Pasa de ser un villano a un héroe", ha apuntado el vicepresidente de la Plataforma, Vicente Cortés, que ha incidido en la importancia de la circularidad de este CO2, que "permite la fabricación de combustibles sintéticos verdes".

Propuestas para un despliegue inmediato

Por todo ello, Pteco2 entiende que es "esencial" que España desarrolle en el corto plazo un marco estratégico y regulatorio que otorgue certidumbre a las empresas, así como incentivos para superar los retos que se plantean en las fases tempranas de estas tecnologías.

En concreto, propone adoptar objetivos concretos de desarrollo coherentes con los objetivos europeos, elaborar una hoja de ruta de estas tecnologías, identificar potenciales emplazamientos de CO2 a nivel nacional para dirigir estudios y hacer más eficientes las inversiones y planificar la infraestructura energética para transportar el carbono capturado.

Del mismo modo, sugiere establecer el régimen económico de los proyectos y productos descarbonizados que incluyan las citadas tecnologías, lanzar ayudas públicas para la descarbonización mediante éstas para financiar las fases iniciales de su desarrollo, identificar y promover polos industriales y facilitar y simplificar la tramitación administrativa de estas iniciativas.

Por último, pide fomentar los acuerdos bilaterales para el transporte del CO2 capturado, ratificando previamente la enmienda de 2009 del Protocolo de Londres.