El 28 de agosto de 2000, el producto más popular de Apple era una computadora color caramelo, Donald Trump era un magnate inmobiliario de Nueva York y General Electric (GE) valía 600.000 millones de dólares. Apple y Trump han crecido, pero ¿y GE? Está a punto de superar un hito increíble: pierde medio billón de dólares en su valor de mercado desde su máximo histórico de hace 18 años.
El lunes, la compañía anunció por sorpresa que sustituía a su CEO, John Flannery, quien no ha podido contener la caída de las acciones de la compañía tras un año en el puesto. A pesar de que las acciones subieron tras el anuncio del cambio del presidente ejecutivo, las acciones y la compañía tienen un agujero enorme para excavar. La emblemática corporación estadounidense ahora vale menos de 100.000 millones de dólares, su acción está en torno a 11 dólares y los inversores dicen que no esperan que las cosas mejoren.
El descalabro -una caída del 81% desde su máximo alcanzado en 2000- es aún más sorprendente ya que se produce en medio de ganancias récord del mercado. Apple recientemente se convirtió en la primera empresa estadounidense en superar 1 billón de dólares en valor de mercado, seguida por Amazon.
Incluso los eternos observadores de GE, incluidos los bajistas, se quedan atónitos. "Vaya", dijo Steve Tusa, un analista de JPMorgan Chase que ha seguido a GE desde 2001, cuando se le preguntó sobre el medio billón.
¿Qué son 500.000 millones de dólares? El Producto Interior Bruto (PIB) de Bélgica. El valor de mercado de Facebook. El valor de mercado combinado de Boeing, 3M y Honeywell. Un Model 3 de Tesla -y tres años de estacionamiento en un garaje- para cada habitante de Nueva York. Un iPhone X de primera línea para cada persona en Estados Unidos. Un ‘latte’ de Starbucks todas las mañanas durante los próximos 464 millones de años.
La caída de GE desde ese apogeo de mediados de 2000 -el legendario Jack Welch estaba llegando al final de su mandato por aquel entonces- ha sido intermitente. El ataque terrorista del 11 de septiembre afectó gravemente sus negocios de motores a reacción y de seguros, por ejemplo. Pero el último par de años ha sido particularmente brutal.
Las acciones cayeron un 45% en 2017 después de la falta de flujo de caja y unas débiles ventas en su división de energía, entre otros factores. Han retrocedido otro 35% en lo que va del año. La caída del valor le valió a la centenaria empresa su salida del índice industrial Dow Jones en junio, lo que causó aún más ventas.
A mediados de septiembre, GE sufrió una fuerte caída cuando surgieron nuevas dudas sobre su crucial negocio del segmento de energía. Los inversores quedaron espantados cuando GE reconoció que su principal turbina de gas estaba sufriendo un "problema de oxidación" que llevó a un cliente a cerrar temporalmente dos plantas eléctricas en Estados Unidos.
GE identificó una solución y dice que la situación está bajo control. Pero la caída de la semana pasada muestra cómo "hay muy poco margen de maniobra para las noticias progresivamente malas", señaló Tusa.
En medio de la masacre, GE se está rearmando, deshaciéndose de muchos de sus negocios más antiguos, como las operaciones de bombillas de Thomas Edison.
John Flannery, quien el año pasado sucedió como CEO a Jeffrey Immelt, disminuyó el dividendo y planea reducir el foco de GE para centrarse exclusivamente en la aviación, la generación eléctrica y la energía renovable. También planea reducir la mayor parte de las operaciones financieras restantes, un legado de Welch e Immelt, que fueron duramente golpeadas durante la crisis financiera de 2008.
Nada de esto ha rejuvenecido la acción, y los vendedores en corto han estado acumulándola anticipando nuevas caídas. GE se ha convertido en la tercera acción en corto entre los conglomerados industriales, detrás de Toshiba y 3M, de acuerdo con S3 Analytics.
"¿Cuándo tocará fondo?", dijo Deane Dray, analista de RBC Capital Markets. "Eso es lo que todos están tratando de entender".
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