Rafael Ramírez, relevado el pasado martes de sus cargos como ministro de Petróleo y presidente de PDVSA, que ocupaba desde 2002 y 2004, y nombrado canciller de Venezuela, es un ingeniero de 51 años que ha reformado la poderosa industria petrolera para ponerla al servicio del chavismo. Durante estos más de 12 años, Ramírez supo mantenerse al frente de este sector clave, que provee el 96% de las divisas de la economía venezolana y financia el gasto público y los programas sociales del chavismo.
Para ello, al tiempo que le ha tocado manejar la mayor bonanza petrolera de la historia de Venezuela, ha tenido que sortear importantes escollos, como una huelga general de dos meses orquestada desde la propia petrolera, un referendo revocatorio vinculante que amenazó con sacar del poder a Chávez en 2004 y una explosión en una refinería que mató al menos a 42 personas en 2012.
Pero con su salida de su doble cargo deja pendiente una medida reclamada desde muchos sectores en tiempos de escasez de divisas: el aumento del precio de la gasolina, la más barata del mundo y que supone unas pérdidas millonarias al Estado. La lealtad de Ramírez a Hugo Chávez le convirtió en uno de sus funcionarios más cercanos, al punto de que dos veces le ofreció ser vicepresidente de la República, y con su nombramiento este martes como canciller se confirma como el ministro con más años en el Gobierno chavista. Su habilidad política y su retórica más moderada en sus acusaciones a la oposición y Estados Unidos, el principal cliente petrolero de Venezuela, le ayudó a ejecutar con trasnacionales y funcionarios de otros países la diplomacia petrolera ordenada por Chávez, algo que le vendrá muy bien en su nuevo cargo de canciller.
Conocido por su capacidad de ejecución en medio de la ineficiencia y burocracia ministerial, condujo a Pdvsa a través de un proceso de **expropiaciones a empresas como **Exxon, ConocoPhillips, Shell, Eni, Chevron o CNPC, ****y formó asociaciones con algunas de ellas bajo su control.Otras empresas, entre ellas también ConocoPhillips y Exxon, se embarcaron en disputas millonarias en tribunales de arbitraje que todavía no han sido resueltas.
Por otra parte, promovió la politización de la empresa petrolera en favor de la figura de Chávez, montando el financiamiento de las populares misiones sociales con los ingresos del crudo.En 2013, Maduro -tras la muerte de Chávez- le nombró también vicepresidente para el Área Económica, encargado entre otras cosas de la actividad del control de cambios vigente desde 2003, cargo del que también fue relevado este martes.
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