En los últimos meses, y especialmente tras el apagón, hemos incorporado un nuevo trending topic a nuestro vocabulario sectorial, el concepto de restricciones técnicas. Si bien el nuevo “topic” viene siendo “trending” desde hace ya varios años, dado que su volumen y coste asociado ha venido incrementándose como consecuencia de la creciente participación de las energías renovables en nuestro sistema eléctrico.
Recordemos que las restricciones técnicas son el mecanismo empleado por el Operador del Sistema (OS) para resolver situaciones en las que la casación en el mercado diario no asegura la seguridad, calidad o fiabilidad del sistema. En estos casos, son las tecnologías síncronas, como ciclos combinados, hidráulica o nuclear, las que aportan firmeza y prestaciones técnicas imprescindibles para dicho fin.
Estas tecnologías, que cada vez tienen menos espacio en el mercado diario, son reclamadas por el OS en los mercados de ajuste para garantizar el equilibrio del sistema, generando una demanda creciente de dichos servicios, especialmente en meses en los que hay una contribución mayor de energías renovables.
Aumento no previsto
Durante el último año, los costes por restricciones técnicas han registrado un aumento del 130%, pasando de 9 €/MWh en mayo de 2024 a 22 €/MWh en mayo de 2025. Si se compara con abril de este mismo año, el incremento ha sido de un 96% en solo un mes, pasando de los 11,30 €/MWh registrados en abril de 2025 a los 22,00 €/MWh en mayo de 2025.
El incremento de precios viene explicado, por un lado, por la estructural creciente incorporación de energías renovables en nuestro sistema eléctrico, y, por el otro, y especialmente significativo, a raíz del cambio de funcionamiento de nuestro sistema a partir del apagón del 28 de abril, en el que hemos pasado a un modo de funcionamiento reforzado.
Esto ha implicado un incremento en el requerimiento por parte del OS de la generación síncrona la cual, al no poder casar en el mercado diario, es necesario que participe en los servicios de ajuste, en concreto, en el mercado de las restricciones técnicas, con el consecuente aumento del coste.
Más ciclos
Una segunda derivada de este nuevo contexto es el incremento de la participación de los ciclos combinados en el mix energético cuya producción alcanzó un incremento del 132% desde abril hasta junio de 2025, aportando un 15,7% del mix eléctrico nacional con una generación total de 3.246 GWh, dado que dicha tecnología es, juntamente con la hidráulica y la nuclear, las que están aportando a día de hoy dicha flexibilidad tan necesaria en nuestro sistema.
Este contexto de aumento del volumen de energía gestionado a través de restricciones técnicas está teniendo un impacto directo en el consumidor, especialmente en los hogares acogidos al PVPC, que han visto encarecerse su factura debido al incremento de estos costes.
En mayo de 2025, la factura media de un consumidor doméstico acogido al PVPC alcanzó los 60,44€, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), es decir, un 3,1% más que en abril. En junio, aunque el volumen gestionado mediante restricciones técnicas ha disminuido, la factura media se elevó hasta los 67,43€, lo que representa un incremento del 11,6% respecto al mes anterior, impulsado por la subida del precio mayorista de la electricidad, pero también por el encarecimiento de los servicios de ajuste.
Revisión de tarifas
De forma paralela, el creciente aumento de las restricciones técnicas está obligando a las comercializadoras a revisar sus tarifas a precio fijo para hacer frente al aumento de dichos costes. Algunas comenzaron a aplicar ajustes en sus contratos de precio fijo, lo que llevó a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) a publicar un comunicado en junio en el que planteaba como criterio la imposibilidad de modificar dichas tarifas de forma unilateral.
En cualquier caso, esta situación obliga a las comercializadoras a asumir el sobrecoste o reestructurar sus tarifas para poder asumir este incremento de los servicios de ajuste, ya que las restricciones técnicas son un concepto que no se puede cubrir en el mercado, actualmente son impredecibles y han venido para quedarse.
Por este motivo, resulta imprescindible analizar el coste futuro de las restricciones técnicas y definir quién debe asumirlo. Por un lado, es importante resolver el extra coste que se está produciendo actualmente debido a la operación reforzada del sistema que está aplicando el OS.
Se puede tomar como referencia experiencias similares como la de Portugal, donde tras el apagón del 28 de abril el Gobierno propuso trasladar estos costes desde la factura eléctrica a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) con el objetivo de reducir la presión sobre los consumidores y avanzar hacia una estructura tarifaria más justa que refuerce la resiliencia del sistema eléctrico en un entorno de transición energética.
Otros mecanismos
También se pueden poner en marcha mecanismos alternativos como podría ser llevar estos costes a la parte regulada de la factura, costes derivados de la operación del sistema para mantener su seguridad de suministro.
Pero no solo nos tenemos que quedar en ese análisis de coste, sino que es necesario hacer un análisis desde el punto de vista de la eficiencia. No cabe duda de que el incremento del coste de las restricciones técnicas es algo estructural debido a la creciente incorporación de energías renovables en nuestro sistema.
Sin embargo, es importante dotar de mecanismos a nuestro sistema eléctrico para que las energías renovables puedan ser parte de la solución a esta ecuación, participando de estos servicios de ajuste que resuelven las restricciones técnicas. Por este motivo, es imprescindible que se permita incorporar nuevas tecnologías que permitan a las renovables ser parte de la solución a esta necesidad de flexibilidad como puede ser, por ejemplo, el despliegue de los sistemas de almacenamiento mediante baterías.
En conclusión, es fundamental reconocer que todas las tecnologías presentes en el sistema eléctrico son necesarias y cumplen funciones complementarias para garantizar un suministro seguro y eficiente. Aunque las restricciones técnicas implican un coste creciente, resultan imprescindibles para garantizar la seguridad del suministro, especialmente ante la elevada penetración de tecnologías no gestionables.
Este cambio en la operación del sistema, acentuado tras el apagón, ha incrementado la necesidad y uso de estos servicios de ajuste que, aunque encarezcan el precio final de la electricidad, su papel es fundamental para mantener la estabilidad y continuidad del sistema eléctrico en un entorno cada vez más complejo y volátil.
Esther Martínez Arroyo es directora de Energía en la división de Consultoría de PwC.
Sol Mediterráneo
31/07/2025