La vicepresidenta del Gobierno de España Teresa Ribera, que lleva meses reivindicando medidas europeas "extraordinarias, temporales y urgentes" para afrontar la crisis de precios de la energía, cree que hay "movimiento" entre las posiciones de los Veintisiete y que la Comisión Europea sabe que tiene que dar "pasos adelante".
"Creo que hay movimiento, creo que la Comisión es consciente de que tiene que dar algunos pasos adelante, creo que hay una aceptación importante de que esto requiere acelerar la transición energética", dijo a Efe Ribera en el marco de un consejo informal de ministros de Energía de los países de la UE celebrado en la localidad francesa de Amiens.
España, apoyada por otros países como Francia o Italia, lleva meses pidiendo una respuesta contundente para evitar que la carestía del gas se traslade a la electricidad a través del sistema marginalista de precios, con sugerencias como intervenir el mercado para limitar el precio máximo del kilovatio que paga el consumidor.
Sin embargo, otro bloque de Estados liderados por Alemania y Países Bajos, al que apoya la Comisión Europea, se han venido oponiendo frontalmente a tocar los mercados.
Bruselas propuso el pasado otoño una "caja de herramientas" para que los Estados pudieran reaccionar, que compila la legislación ya existente, anima a las capitales y a apoyar financieramente a los consumidores vulnerables y, de las ideas planteadas por Madrid, solo ha abierto la puerta a estudiar la creación de reservas estratégicas o compras mancomunadas de gas.
"Lo que teníamos en origen, que era un problema muy importante con el precio del gas, estamos consintiendo que genere un problema igualmente importante en torno al precio de la electricidad por el diseño del mercado, un mercado que, no hay que olvidarlo, fue diseñado en el año 1996", señala.
"Y que en algún momento deberemos evaluar el modo en el que se puede modernizar", aunque "quizá no son medidas para mañana o para pasado", agrega.
La persistencia de la crisis de precios, acrecentada con la tensión geopolítica en torno a Rusia, primer proveedor de gas de la UE, y sus consecuencias en la eventual apertura del gasoducto Nord Stream 2 que va de Rusia a Alemania por el Báltico, que aún no ha recibido la aprobación de las autoridades germanas y comunitarias, agitan el tablero.
"No hay todavía un consenso claro en torno a cuáles son las medidas más adecuadas. Nosotros hemos insistido en algunos puntos que yo creo que además, con colores o con matices diferentes, están cada vez más presentes en las intervenciones de los Estados miembros", señala Ribera.
La vicepresidenta española y ministra para la Transición Ecológica cree además injusto que la respuesta de la Comisión sea solo que cada país alivie la factura de los consumidores vulnerables, pues genera "distorsión" entre los Estados miembros.
"Si dura en el tiempo, aquellos Estados miembros con más recursos presupuestarios y con una capacidad fiscal diferente de sus ciudadanos están en condiciones de destinar más recursos para paliar este 'shock' de precios que aquellos Estados miembros con menos recursos, y esto genera distorsiones en el mercado interior", señaló.
Ribera cree que esa solución "tiene poco sentido" a largo plazo porque generaría "la gran contradicción de estar cubriendo, vía contribuyente, una cantidad de recursos drenados del sistema europeo que pueden estar cada vez más cerca de lo que son los planes de recuperación nacionales".
"Creo que lo bueno son respuestas europeas, no de cada Estado miembro en función de sus recursos", subrayó.
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