La recomendación de que Alemania deje de usar completamente carbón como combustible a partir de 2038, efectuada este fin de semana por una comisión designada por el Gobierno, tendrá un impacto negativo significativo sobre el empleo, según ha advertido la eléctrica alemana RWE, señalando que la fecha fijada para el abandono de esta fuente de energía "es demasiado pronto".
"La fecha de finalización de 2038 recomendada por la Comisión para la generación de energía a base de carbón es demasiado pronto para la compañía", ha advertido la 'utility' germana en un comunicado, donde defiende la necesidad de volver a examinar esta fecha en 2032.
En este sentido, RWE sostiene que la implementación de las propuestas de la Comisión gubernamental representaría un "tour de force" de políticas estructurales para las regiones afectadas, añadiendo que las medidas planteadas por los expertos para abordar estos problemas representan "un buen primer paso", pero advirtiendo de que la gestión de este cambio estructural "es una tarea de décadas".
Asimismo, la eléctrica recuerda que ya había advertido de que este plan tendría un "impacto considerable en la empresa y sus empleados", tanto de manera directa como a través de proveedores y empresas colaboradoras.
"Las propuestas de la Comisión tienen graves consecuencias para el negocio de lignito de RWE", advirtió Rolf Martin Schmitz, consejero delegado de RWE, subrayando el compromiso de la empresa para salvaguardar los intereses de sus empleados y accionistas.
En declaraciones al diario germano 'Rheinische Post', el máximo ejecutivo de RWE ha añadido que las propuestas supondrán "una reducción significativa" de puestos de trabajo para 2023, aunque a día de hoy no se puede cuantificar", pero que va "mucho más allá" de los planes anteriores.
En este sentido, Schmitz ha apuntado el impacto directo sobre los empleados de las plantas afectadas por el cierre previsto para 2022, añadiendo que indirectamente, en los años posteriores, se verán afectados también los empleados en minería a cielo abierto, por lo que ha expresado su deseo de que el plan se ejecute de una manera socialmente aceptable, "porque los empleados no deben ser víctimas de decisiones políticas".
El pasado sábado, la llamada Comisión del Carbón recomendó tras 21 horas de deliberaciones que Alemania deje de usar este combustible a más tardar a finales de 2038, según la conclusión alcanzada tras 21 horas de reunión en Berlín.
La Comisión solo puede efectuar recomendaciones. La puesta en práctica correrá por cuenta del Gobierno federal de la canciller Angela Merkel y de los Ejecutivos de los estados federados.
Un 37% de la energía eléctrica de Alemania se genera a través de la producción de lignito y hulla, según datos de la Oficina Federal de Estadísticas (Destatis) de 2017.
El país aspira a poner fin a la explotación de lignito y hulla para cumplir con sus metas de reducción de emisiones de dióxido de carbono. El carbón cobró mayor importancia al resolver el Gobierno el apagón gradual de la centrales nucleares hasta 2022.
La Comisión aconsejó que los estados federados afectados por la medida reciban compensaciones de unos 40.000 millones de euros durante un plazo de 20 años y propuso que en el año 2032 se revise la posibilidad de adelantar la fecha de salida a 2035 en consenso con los operadores energéticos.
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