Ningún comentario

La importancia de la energía constituye un elemento recurrente en cualquier análisis que se realice con un cierto grado de profundidad en los aspectos económico, social, político o militar; el acceso a fuentes de energía ha constituido una de las causas polemológicas de la historia, y la geopolítica del siglo XX está profundamente imbricada con la geopolítica de la energía, en gran medida con la del petróleo y de manera creciente con el gas, los dos grandes hidrocarburos que han sido las piedras angulares del desarrollo —y de los conflictos— en el siglo pasado.

De hecho, la pobreza energética, término acuñado en el año 2010, tiene un poderoso impacto en la falta de desarrollo económico y social; los países más pobres suelen presentar los peores servicios de energía, lo que redunda y contribuye a la malnutrición, a unas condiciones de vida por debajo de unos estándares de salud mínimos y a un acceso limitado a la educación y al empleo. Sin energía no hay desarrollo y, sin un desarrollo adecuado, es compleja la existencia de un grado de estabilidad adecuado.

La energía es un pilar básico del desarrollo y Europa sigue precisando una energía que, pese a los cambios de modelo que se están realizando, requerirá todavía durante algún tiempo de la llegada de hidrocarburos, especialmente gas, al territorio de la Unión.

La necesidad de esos recursos esenciales motiva que sea preciso adquirirlos pese a que, con los beneficios por su extracción o tránsito a través de su territorio, se facilite que naciones con las que existen disputas crecientes financien los medios con los que intentar alcanzar sus objetivos.

La existencia de diferentes opciones para el suministro de hidrocarburos — especialmente de gas— cada una de ellas con ventajas e inconvenientes, debería ser tomada de manera conjunta por la Unión Europea, y especialmente mirando hacia el sur del Mediterráneo, hacia África, si bien, ciertamente y en cualquier caso, se trata de decidir sobre «alternativas del diablo».

Extracto del artículo Europa, Mediterráneo y energía: ¿una nueva alternativa del diablo? publicado en el Instituto Español de Estudios Estratégicos. El documento completo puede consultarse aquí.

Pedro Sánchez Herráez es Coronel de Infantería, Diplomado de Estado Mayor y Doctor en Paz y Seguridad Internacional. También es Analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE).

No hay comentarios

Deja tu comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios

Este sitio web está protegido por reCAPTCHA y la Política de privacidad y Términos de servicio de Google aplican.