No hay gobierno. Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han vuelto a demostrar que son todo menos amigos y socios para poder formar un Gobierno. La sesión de investidura de este jueves deja a España sin gobierno después de que ambos líderes volvieran a tirarse los trastos a la cabeza y en un nuevo cruce de acusaciones han tratado de culpabilizar unos a otros quienes han sido los que no han querido formar gobierno, cuando realmente son los dos.
La votación deja a España en un auténtico desgobierno. Un Ejecutivo en funciones a la espera de que el propio Sánchez decida qué hacer, si tratar de ser investido de nuevo en septiembre o convocar las elecciones generales cuanto antes.
Mientras tanto, la transición energética tan urgente que debe comenzar España de una vez por todas se queda suspendida, en stand by, con el pilotito rojo, a falta de que un gobierno sea capaz de dar el pistoletazo de salida.
Todo parado. Después de tres meses desde las elecciones del 28 de abril, todo sigue igual. Ya son cuatro meses parados y todo indica que España va directa a estar otros cuatro meses en parálisis.
El sector energético necesita las señales adecuadas para invertir y llevar a cabo la transformación del sector. El PNIEC 2030 dejaba en manos del sector privado la mayor parte de las inversiones y sin un punto al donde dirigirse todo quedará paralizado.
Los tres grandes ejes de la política energética quedarán en suspenso. La Ley de Cambio Climático y Transición Energética no podrá articularse y llevarse al Congreso. El PNIEC 2030 se podrá modificar y enviar a Bruselas con las recomendaciones que exige el equipo de Miguel Arias Cañete, pero poco más. Y si se quiere llegar a tiempo a conseguir los objetivos ambiciosos del documento, es necesaria la formación de un Gobierno mínimamente estable.
La Estrategia de Transición Justa está basada principalmente en no dejar a nadie en la cuneta, y son necesarios Presupuestos que lo convaliden. Sin Gobierno es imposible que esto se produzca.
El sector renovable está a la espera del RD de Acceso y Conexión desde hace años, y es urgente que se haga algo al respecto. Con un gobierno en funciones poco se puede hacer, o nada. Otro año perdido para poder controlar el avispero en el que se ha convertido el sector con la excesiva petición de puntos de conexión y la especulación de los mismos.
La lucha contra el cambio climático, que para algunos parece muy urgente, no se ha tenido muy en cuenta a la hora de las negociaciones. Aunque Unidas Podemos ha mostrado su apetito para hacerse con el control del Ministerio para la Transición Ecológica, Pedro Sánchez se ha negado en rotundo en varias ocasiones, y al final, el uno por el otro y la casa sin barrer.
Aunque las empresas tampoco van a paralizar sus inversiones durante estos meses, sí es cierto que hay que tomar decisiones de cara al futuro, prepararse y para ello es fundamental que la política energética sea lo más clara y predecible posible, de tal forma que no haya mucho sobresalto.
Retardar la transición por la no formación de gobierno deja a España en clara desventaja respecto a sus socios europeos que no sufren el desbarajuste político de España.
Queda un cartucho en la recámara. Sánchez dice en Telecinco que no quiere tirar la toalla. Ahora tendrán dos meses para tratar de formar un Gobierno en septiembre, si no alcanza ese acuerdo y no prsenta de nuevo su candidatura a ser elegido presidente, Sánchez tendrá que convocar elecciones para diciembre. Ese sería el peor escenario, pero a día de hoy las distancias entre ambas formaciones son insalvables, a lo mejor con el tiempo se restablece la confianza entre ambos, pero tendría que haber muchas cesiones, y sobre todo, un programa de gobierno conjunto que ha brillado por su ausencia estos días de debate de investidura.
Todavía se está a tiempo, aunque se ha perdido medio año maravilloso.
Un análisis de Ramón Roca, director de El Periódico de la Energía.
Josep
26/07/2019