Política energética

Trump-Biden, ¿está en juego el planeta?

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Este martes se celebran las elecciones presidenciales en Estados Unidos, la economía más poderosa del planeta y el segundo mayor contaminante del mundo con más del 13% de la emisión de gases de efecto invernadero. Donald Trump y Joe Biden se verán las caras para ser el próximo presidente de EEUU en las quincuagésimo novenas elecciones presidenciales.

Da la sensación de que el duelo Trump-Biden ha pasado a un segundo término por culpa del coronavirus. La segunda ola que está arrasando Europa y medio mundo tiene puesto el foco de muchos ciudadanos a este lado del Atlántico, pero como todas las elecciones presidenciales en EEUU, son muy importantes no solo para los estadounidenses sino para todo el planeta.

El mundo lleva años sumido en una ola verde, preocupado por el futuro, por el cambio climático, y EEUU tiene mucho que decir al respecto. La llegada de Trump hizo saltar las alarmas por el cuidado del planeta. Decidió abandonar el barco del Acuerdo de París, una decisión que hizo tambalear la lucha contra el cambio climático. Los otros grandes actores, China y la UE consiguieron mantener el rumbo.

Trump apoyó al sector de los combustibles fósiles, tanto del petróleo y gas como del carbón. Consiguió colocar de nuevo a EEUU en el mapa geoestratégico de la energía convirtiendo a EEUU en una gran potencia del petróleo y el gas gracias al esquisto. Se convirtió en exportador neto.

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Pero a pesar de ello, EEUU ha ido reduciendo sus emisiones. Concretamente, la mayor disminución de emisiones a nivel de país durante los últimos 20 años estuvo protagonizada por Estados Unidos, con una caída de 140 millones de toneladas, lo que representa un 2,9%. Desde el año 2000 las emisiones del país norteamericano disminuyeron en una gigatonelada desde aquel año que fue su pico. Se trata, según la AIE de la «mayor disminución absoluta de cualquier país en ese período».

El motivo de este descenso ha sido la reducción del 15% en el uso del carbón para generación de energía. Las centrales eléctricas de carbón tuvieron una fuerte competencia por el gas natural, ya que el gas tuvo unos precios de referencia un 45% más bajos que en 2018.

De hecho, el gas aumentó en la generación de electricidad hasta un máximo histórico del 37% y a ello se une el hecho de que la demanda de electricidad también cayó porque la demanda de aire acondicionado y calefacción fue menor por el clima más templado de verano e invierno.

¿Qué quiere decir esto? Que a pesar de Donald Trump, EEUU está reduciendo sus emisiones porque, entre otras cosas, las grandes multinacionales sí están apostando por la descarbonización del planeta y por tanto se refleja en los datos de EEUU.

Es cierto que aún sigue siendo uno de los países más contaminantes y por ende debe realizar mayores esfuerzos.

Durante este periodo preelectoral, Trump ha vuelto a agarrarse a la industria del petróleo para conseguir el voto en estados en los que se juega buena parte del resultado electoral: Texas, Pensylvania, etc.

Joe Biden sin embargo ha preferido subirse a la ola verde y apoyarse en las renovables. El objetivo no es otro que convertir a EEUU en emisiones netas cero en 2050, con todo lo que ello conlleva.

Tuvo un patinazo importante el candidato demócrata en uno de los últimos debates frente a Trump. "¿Cerrarías la industria del petróleo?", inquirió Trump. "Sí. La reconvertiría", respondió Biden. «Es una declaración fuerte», reaccionó el presidente. Biden cayó en la trampa.

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Se dio cuenta del error y tras acabar el debate se apresuró en ir a los medios para aclarar sus palabras. Lo que pretende es acabar con los subsidios a los combustibles fósiles y poco a poco ir cambiando la matriz energética de EEUU por una más limpia a base de renovables.

Pero, ¿por qué reculó? Son millones de votos los que viven del petróleo, el gas y el carbón en EEUU y tampoco es bueno señalarlos cuando está en juego la Casa Blanca.

¿Son creíbles las palabras de Biden? ¿Y las de Trump? Ni tan malo es el presidente como tan bueno parece ser el candidato demócrata. El apoyo a la industria del petróleo se acabará dando esté quien esté en la presidencia. Y las renovables irán a más esté quien esté en la Casa Blanca. Es un camino que es irrefrenable pero al que se le pueden poner más o menos trabas.

Claro que está en juego el planeta con estas elecciones. Cada uno juega sus bazas, pero en EEUU no va a desaparecer la industria petrolera de la noche a la mañana, ni tampoco se va a convertir en el país más verde porque llegue Biden.

El proceso de descarbonización está en marcha. Lo sabe Trump y lo sabe Biden. Las empresas y los consumidores se están haciendo cargo de ello. Ahora con la pandemia, la industria petrolera norteamericana está sufriendo graves daños y los estudios ya ponen fecha de caducidad al petróleo, pero no tanto al gas, y ahí EEUU tiene mucho que decir.

El planeta entero mirará esta noche a EEUU para ver qué sucede. Unos celebrarán la victoria de Trump, otros la de Biden; pero el planeta no es solo EEUU. La lucha por descarbonizar la economía es de todos, y sin duda si EEUU se suma a ella irán las cosas mejor. Suerte a todos.

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2 comentarios

  • Energia_ATM

    03/11/2020

    Gran artículo, mis felicitaciones.
    Solo echo en falta la mención a la energía nuclear que será determinante para cumplir los objetivos de reducción de emisiones tanto en EEUU como a nivel global.
  • Miguel

    03/11/2020

    Efectivamente, las renovables irán a más esté quien esté no solo en la Casa Blanca, sino en cualquier país del mundo, y eso es debido a que sus costes han bajado y ya son competitivas por si solas, no como hace unos años que necesitaban subsidios para poder instalarse y entonces dependían de los apoyos de los dirigentes.

    Durante estos últimos años se ha instalado gran cantidad de solar fotovoltaica y eólica en los EEUU, y se van a seguir instalando en los próximos años, independientemente de quien gobierne.

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