Un descubrimiento de gas del tamaño de Tuna-1 en el Mar Negro, si se desarrolla, tendría un efecto transformador para Turquía, dada su gran dependencia de las importaciones energéticas y la elevada factura de estas. Turquía depende principalmente del gas canalizado de Rusia, Azerbaiyán e Irán, pero la proporción de las importaciones de gas natural licuado también ha seguido creciendo.
Según Thomas Purdie, analista del equipo de investigación upstream de Wood Mackenzie, “incluso si la cifra oficial de 320.000 millones de metros cúbicos dada por el presidente Tayyip Erdogan cuando anunció el descubrimiento se trata como una estimación de gas en el lugar, esta es la cifra más grande encontrada por Turquía hasta la fecha, por un amplio margen, y uno de los mayores descubrimientos globales de 2020. “Es más, reafirma el potencial de hidrocarburos en aguas profundas del Mar Negro después de varios pozos decepcionantes en Bulgaria”.
“Sin embargo -añade Purdie- sin importar la importancia política y económica, sacar rendimiento del descubrimiento será complejo y la fecha apuntada de 2023 parece ambiciosa. En primer lugar, el descubrimiento deberá ser evaluado por más pozos para mejorar la comprensión de la geología y confirmar las estimaciones de recursos. Estamos en los inicios, pero cualquier desarrollo futuro costaría miles de millones de dólares. Los proyectos de aguas profundas son complejos en cualquier entorno, pero el Mar Negro plantea desafíos logísticos adicionales que deben gestionarse. Este es uno de los factores que ha estancado el megaproyecto Neptun Deep de Rumanía, ubicado a solo 100 kilómetros al norte del pozo Tuna”.
Purdie dijo que la petrolera turca TPAO se beneficiaría de la incorporación de un socio internacional al proyecto, y agregó: “Podría haber atractivos a pesar de las perspectivas del mercado: términos fiscales altamente competitivos en una cuenca que las compañías petroleras internacionales conocen cada vez más en los últimos años. Las grandes empresas que operan a través de la frontera en Rumania y Bulgaria han tenido un éxito reciente desigual, pero tomarán nota de esta trascendental noticia”.
Murray Douglas, director de gas para Europa, dijo: “El mercado de gas turco es grande, con una demanda de casi 45.000 millones de metros cúbicos en 2019. La demanda de gas ha caído año tras año desde 2017, en gran medida debido a la débil economía turca y al aumento de la competencia de la generación renovable y de carbón. Sin embargo, a pesar del coronavirus, la demanda de gas de Turquía solo ha caído un 3%, en lo que va de año, en comparación con el año pasado. Esa es una caída menos severa que la de muchos otros mercados europeos”.
Douglas añadió: “En la década de 2020, este descubrimiento podría tener implicaciones de gran alcance para las futuras importaciones de gas y las próximas negociaciones con los proveedores, con Gazprom, Azerbaiyán e Irán”.