El coste de la batería de un vehículo eléctrico es la principal traba que encuentran los usuarios para adquirir un coche de estas características, unida a la falta de infraestructura de carga. De hecho, cada 10% de rebaja en el coste de la batería impulsaría en un 15% la compra de un coche eléctrico.
Según recoge un estudio de la Universidad de Sevilla publicado por el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo en su revista 'Economía Industrial', para propiciar la reflexión pública y ampliar los puntos de vista en el marco de debate sobre la transición hacia nuevas formas de movilidad, los consumidores presentan una "alta sensibilidad" al desembolso inicial de adquisición de un vehículo eléctrico.
De hecho, según su comparativa mundial, mientras que en países como Noruega más de un 40% de las nuevas matriculaciones corresponde a vehículos eléctricos, en economías como la española, griega o italiana la cuota de mercado de los coches eléctricos apenas alcanza el 0,5%.
Estas grandes diferencias entre países también se deben a la escasez de puntos de recarga, como consecuencia de las diferentes políticas públicas llevadas a cabo en cada región, lo que hace que la demanda por esta clase de vehículos 'limpios' se vea limitada.
Entre las políticas posibles a llevar a cabo y que España ya adaptó antes del año 2016 se encuentran los reembolsos a la venta, la exención de algunos impuestos y tasas, los créditos fiscales o el acceso a zonas de descongestión.
En este sentido, el impulso de los puntos de recarga también es uno de los factores más importantes para que siga aumentando la cuota de mercado del vehículo eléctrico. De hecho, el estudio concluye que por cada 10% de incremento de puntos de carga rápida, las matriculaciones de estos modelos sin emisiones aumentarían cerca de un 3%.
Sin embargo, el impacto en ciertos países, sobre todo en Estados Unidos, Francia y Noruega, es aún mayor a efectos individuales, ya que presentan mayores incentivos a la compra y al uso del coche eléctrico, así como "un claro apoyo" al desarrollo de una red de recarga rápida de uso público, al contrario de otras economías que se encuentran más rezagadas.
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