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Alemania debería construir un cementerio nuclear centralizado como el de Villar de Cañas

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La comisión de expertos encargada de la búsqueda de una solución definitiva para los residuos acumulados por las centrales atómicas alemanas ha instado al Gobierno a construir un cementerio nuclear en el propio país, bajo tierra y con la premisa de la máxima seguridad como criterio prioritario.

"Es una decisión difícil, porque implica dar con una solución duradera a una fuente de energía de uso relativamente corto, cuyos residuos acompañarán a muchas generaciones futuras", resumió el presidente de la comisión, Michael Müller, al presentar sus conclusiones.

La búsqueda debe ceñirse a criterios científicos, desde la perspectiva de la responsabilidad a "muy largo plazo", añadió, y contando también con la participación ciudadana, puesto que se parte de la base de que, sea cual sea el lugar elegido para el cementerio, "no gustará a la población o región afectada".

La comisión recomienda, en unas conclusiones contenidas en más de 600 páginas cuyos destinatarios son el Gobierno y el Parlamento, que el cementerio definitivo esté en Alemania, ya que "los residuos altamente radiactivos generados por las centrales alemanes deben encontrar un destino seguro en el país".

Como "única opción segura y duradera", para una basura que seguirá siendo radiactiva "por un millón de años", se plantea un cementerio "en la profundidad de una formación geológica", capaz de mantener su integridad por encima de cualquier "eventualidad".

Müller llamó, asimismo, a los colectivos antinucleares a participar en la búsqueda de soluciones, al tiempo que les lanzaba un mensaje conciliador al dar por "casi excluido" que ese cementerio vaya a instalarse en Gorleben (norte de Alemania), población donde está ubicado el depósito de residuos del país.

Protesta antinuclear

Los colectivos antinucleares habían convocado para una marcha de protesta en Berlín, a modo de recuerdo de las batallas campales que acompañaron durante décadas la llegada de cada uno de los convoyes de residuos atómicas a la región eminentemente agrícola que rodea Gorleben.

Una veintena de tractores, junto a miembros del colectivo antinuclear, se plantaron en el barrio gubernamental de Berlín, a escasa distancia del lugar donde la comisión presentó sus conclusiones y también del Parlamento, a cuyo presidente, Norbert Lammert, entregaron los expertos su informe.

Gorleben no está formalmente excluido como lugar donde ubicar el cementerio nuclear, en contra de la opinión del propio Müller, que no lo considera viable, y de esos colectivos, que exigen se descarte, por la carga que durante décadas ha tenido que soportar ya esa región, como consecuencia de la presencia del depósito temporal.

La ubicación de un cementerio definitivo es una de cuestión aún pendientes de resolución desde que el Gobierno de la canciller Angela Merkel decidió el abandono de esa fuente de energía, en 2011, en medio de la conmoción generada por la catástrofe de la central japonesa de Fukushima.

Merkel retomó así el plan de cierre de la veintena de plantas atómicas del país que había adoptado unos años atrás su antecesor en la cancillería, el socialdemócrata Gerhard Schröder, en coalición con los Verdes, y que ella misma había derogado en 2009.

De acuerdo con los planes actuales, para 2021 debe quedar desactivada la última central atómica del país, mientras que para 2050 debe estar construido un cementerio definitivo que sustituya al depósito provisional de Gorleben.

Según una encuesta difundida, un 77% de los alemanes aprueba el abandono de la energía atómica, frente a un 16% que la rechaza y un 7% que no tiene una opinión clara al respecto.

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