En un giro inesperado de los acontecimientos, el Grupo Volkswagen anunció ayer mismo que está meditando seriamente cerrar una de sus plantas alemanas para así ahorrar costes en la que es su marca homónima. Una media que supondría, igualmente, despidos forzosos para un amplio número de trabajadores, poniendo así punto y final al programa de seguridad laboral que databa de 1994 y cuyo vencimiento no se hubiera dado hasta el 2029.
El cierre de cualquier fábrica dentro de su país natal sería el primero en los 87 años de la historia de la compañía pero, según informan en el comunicado, los altos ejecutivos de la firma consideran, por un lado, que algunas de sus fábricas tanto de coches como de componentes se han quedado obsoletas, al tiempo que la marca debe ser reestructurada integralmente y que los esfuerzos actuales para reducir la plantilla a través de modelos de jubilación anticipada e indemnizaciones por despido voluntario no serán suficientes para cumplir con los objetivos de ahorro.
Batalla sindical
Las voces en contra no se han hecho esperar comandadas, lógicamente, por los dirigentes sindicales que han confirmado que librarán una batalla sin cuartel contra estos planes. Desde IG Metall y en voz de Thorsten Groeger, aseguran que “el consejo de administración ha presentado hoy un plan irresponsable que sacude los cimientos de Volkswagen y supone una enorme amenaza para los puestos de trabajo y las plantas de producción”, mientras que la directora del comité de empresa de Volkswagen, Daniela Cavallo, ha calificado estos planes del fabricante de “ataque al empleo, a los puestos de trabajo y a los convenios colectivos”.
Sin confirmación alguna, parece que esta reducción de costes iría enfocada a ahorrar cerca de 10.000 millones de euros de aquí a 2026, al tiempo que la marca intenta convivir de una manera más racional en la transición al vehículo eléctrico. Volkswagen lleva años luchando contra unos costes elevados y está muy por detrás de empresas del grupo como Skoda, Seat y Audi en términos de rentabilidad, lo que unido al estancamiento por parte del consumidor a la compra de coches cero emisiones, ha provocado que el margen de beneficio de la marca Volkswagen se redujera en un 2,3% durante el primer semestre.
Circunstancia a la que se suma una desaceleración en el que hasta el momento es su mayor mercado, el chino dada la creciente competencia por parte de los fabricantes locales. Si a ello le sumamos la cada vez mayor expansión de las marcas del gigante asiático en el Viejo Continente, la presión para la marca de Wolfsburgo no hace sino aumentar exponencialmente.
Hoy por hoy, Volkswagen da empleo a unos 650.000 trabajadores en todo el mundo, de los cuales casi 300.000 están en Alemania. La mitad de los puestos del consejo de administración de la empresa están ocupados por representantes de los trabajadores y el estado alemán de Baja Sajonia, que posee una participación del 20% en la empresa automovilística, suele alinearse con los sindicatos. Asimismo, la firma tiene plantas de producción de componentes en Brunswick, Kassel, Salzgitter, Hannover y Chemnitz, así como plantas de fabricación de automóviles en Wolfsburg, Emden, Zwickau, Hannover Dresde y Osnabrueck, siendo estas dos últimas las que más papeletas tendrían ante un posible cierre según los primeros análisis.
David B
03/09/2024