El caso Volkswagen ha sacudido los cimientos de la industria del automóvil. EEUU es mucho EEUU. Y con ellos no se juega. Un simple examen de emisiones de CO2 se ha llevado por delante al CEO de la compañía, ha puesto en jaque a todo el grupo Volkswagen y todos los ojos están puestos en los fabricantes de automóviles. Los han pillado con el carrito del helado. ¿Alguien pensaría que podría suceder algo así, sobre todo, a Volkswagen?
El paradigma de la industria alemana, con calificación crediticia A, se ha roto en mil pedazos, e insisto, todo por un análisis. Por un control antidopaje. Toda una historia, toda una leyenda del automóvil se va al traste por hacer trampas.
En España hacer trampas está bien visto. Solo hay que echar un vistazo al panorama político,o incluso sin ir muy lejos, asomarse a la ventana. Seguro que hay alguien haciendo algún trapicheo.
En Europa, normalmente si haces trampas, la pagas, pero a veces, dependiendo de quien las haga o cómo de grandes sean, se mira hacia otro lado y si te he visto no me acuerdo. Pero claro, en EEUU es otra cosa. Allí lo vigilan todo con lupa. O casi todo. Solo hay que recordar el caso Enron o el de Lehman Brothers. Pero casi siempre se coge al ladrón, al listo de turno que intenta estafar a la gente, o en este caso a la Agencia de Medio Ambiente norteamericana.
El castigo está siendo duro, pero puede serlo aún más. Con las emisiones no se juega, y sobre todo, no se engaña. Es el mensaje que EEUU ha lanzado al mundo. Están en juego la vida de millones de personas. Y claro, pasa lo que pasa. Estamos viviendo un cambio sin igual. Una revolución industrial y tecnológica. El mundo del siglo XXI será el que vea desaparecer, si no en su totalidad, en una inmensa parte a los combustibles fósiles. El carbón y el petróleo tienen sus años contados.
El planeta ha dicho basta y todo indica que las emisiones de CO2 irán en continuo descenso a lo largo de los años. O eso dicen los expertos. Clave será la COP21 de París, que a poco más de dos meses tiene bastante agujeros, pero las grandes economías del mundo lo tienen claro. La dirección correcta es la sostenibilidad, económica, pero sobre todo, ambiental.
Cuidar el planeta ha calado entre los ciudadanos. Y poco a poco va calando en los inversores. Para muestra un botón. El tema de portada de este jueves dice que las desinversiones en combustibles fósiles se ha multiplicado por 50. O lo que es lo mismo. 2,6 billones de dólares se han ido de la industria negra hacia la economía verde. Está de moda ser verde. Habrá que ver si de verdad el verde se queda entre nosotros durante mucho tiempo o será solo una moda pasajera. Pero todo indica que permanecerá mucho tiempo.
Volkswagen ha pecado, pero además se ha saltado dos mandamientos importantes en el mundo anglosajón. El engaño, la estafa y jugar con la vida de los demás. Las emisiones de CO2 matan a millones de personas cada año. Y no se puede jugar con eso.
Que haya tenido que ser un gran fabricante de automóviles el que pague el pato hará poner en duda a la industria del coche, pero también a la del petróleo. Con el caso Volkswagen hay vencedores y vencidos. En el apartado de perdedores se sitúan los hidrocarburos, los combustibles, ya que ahora se han convertido en el malo de la película. Y la automoción. El sector del automóvil ha perdido puntos. La confianza se cae a niveles desconocidos en la industria.
Pero tienen una oportunidad única. Como sucede en todas las crisis, salen oportunidades. Y en este caso la solución está en el coche eléctrico, híbrido, con gas, hidrógeno o biocombustibles. En definitiva, coches que no contaminen. Con ellos no sucedería nada de todo esto.
Tiene razón el CEO de Volkswagen en su carta de despedida. Vienen nuevos tiempos. Y por eso deja paso a otros para que lleven a cabo la transición. Ahora, el caso Volkswagen acelerará el cambio. Habrá que ver qué empresas se suman desde ya o cuáles se retrasarán más en hacerlo. Todo dependerá de la economía. Pero tarde o temprano, el cambio se producirá.
Ramón Roca es periodista y director del Periódico de la Energía.
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Buen artículo.