Estas posturas, si bien pueden tener algún tipo de explicación sociológica, lo cierto es que son absolutamente contraproducentes para conseguir aunar esfuerzos con las miras puestas en solucionar problemas reales. Es desolador el tiempo perdido en estériles discusiones, inútiles afrentas partidistas y duelos ideológicos. Ellos contra nosotros. Muchas veces los árboles no nos dejan ver el bosque y malgastamos preciados recursos, despilfarramos dinero en lugar de invertirlo e implantamos políticas fundamentadas en una suerte de "buenismo" universal en el que nadie se cuestiona nada.
Esto sucede, por ejemplo, con el vehículo eléctrico (EV). Nadie hoy pone en duda que los EV son una pieza más en la lucha contra el calentamiento global. En nuestro firme propósito por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, toda tecnología que apunte en esa dirección ha de ser bienvenida. Todo lo que sume debe ser utilizado. Obrar en sentido diferente, por tanto, únicamente puede ser entendido como fruto de una posición ideológica que debería relegarse a un plano menor.
Los EV tienen menos emisiones que los vehículos tradicionales de gasolina o diésel. Es un hecho indiscutible. Sin embargo, vamos a demostrar aquí que subvencionar vehículos eléctricos es una manera muy ineficiente de ayudar al clima, además de tratarse de una práctica profundamente injusta donde las rentas más bajas están financiando a las rentas más altas. Una suerte de redistribución de riqueza inversa (una de tantas) que despilfarra el dinero público que tanta falta nos hace.
Un reciente estudio desarrollado por Transport & Environment (un lobby que aboga por un transporte con cero emisiones) analiza detalladamente los niveles de emisiones de los EV. Si bien el estudio adolece de importantes sesgos, aún así sus conclusiones confirman mi postura. Es importante comprender que la reducción de emisiones que podemos conseguir con un EV depende del mix eléctrico del país en el que estemos. De este modo, no será lo mismo cargar un EV en Suecia o Francia (con muy bajas emisiones gracias a la energía nuclear y la hidráulica) que hacerlo en Polonia, donde su mix eléctrico se basa en quemar carbón. Hay estudios que señalan que, en ciertas zonas específicas, un coche eléctrico tendría incluso más emisiones que uno de gasolina.
En la siguiente gráfica, extraída de ese estudio, pueden ver el ahorro de emisiones para un vehículo eléctrico dependiendo del país de Europa en el que nos encontremos. Vamos a enfocarnos en el caso de España. Como pueden observar, debido a nuestro mix eléctrico, conducir un EV durante 15 años supone un ahorro del 67% de emisiones con respecto a tener un vehículo diésel o de gasolina. ¡Estupendo! Ya tenemos la solución a la movilidad, preparemos las subvenciones y empecemos a hacer la vida imposible a los que tienen coches "normales".
Pero conviene, antes de eso, hacer ciertos números. Un coche de gasolina medio emite 253 gramos de CO2 por cada kilómetro recorrido (en todo su ciclo de vida, incluyendo el upstream). Un EV, en España, emite 83,5 gCO2/km. Suponiendo (como hacen en el estudio) una vida de 15 años y un total de 225.000 km, tendríamos unas emisiones totales de 19 y 57 toneladas de CO2 para el EV y el de gasolina, respectivamente. Conclusión, el vehículo eléctrico nos va a ahorrar, en 15 años de vida, unas 38 toneladas de CO2 emitidas. Demostrado entonces, corramos todos a comprarnos un coche eléctrico (si tenemos el dinero suficiente, claro). Y además nos darán una subvención, puesto que el gobierno nos obsequiará con 5.500 euros si compramos un EV y entregamos un coche a cambio. Adicionalmente, tendremos otro tipo de ventajas como reducciones en la fiscalidad, el poder circular por el centro de Madrid o por los carriles VAO, etc., todo son ventajas.
Y, sin embargo, nos falta un pequeño detallito sin importancia. Teniendo en cuenta que el precio de la tonelada de CO2 en el mercado de emisiones se sitúa en 25€, las 38 toneladas de CO2 que nos vamos a ahorrar con un EV (en toda su vida útil) podemos comprarlas por 950€. Es decir, para ahorrarme emisiones por valor de 950€ te doy una subvención de 5.500€, jugada maestra.
¿Me pueden ustedes explicar cómo un gobierno subvenciona algo por una cantidad 6 veces superior a lo que vale? ¿Por qué el gobierno no coge 950€ y compra derechos de emisión para 38 toneladas, consiguiendo lo mismo pero 6 veces más barato? ¿Cómo es posible que el gobierno extraiga de los ciudadanos una cantidad de dinero 6 veces superior a la necesaria y se la dé a una persona (que no necesita el dinero) para que se compre un coche? Y además, ese coche nos ahorrará emisiones en un periodo de 15 años, cuando ir a comprar los derechos al mercado nos las ahorra de manera inmediata. Lo he comentado en innumerables ocasiones, porque esto no va de reducir las emisiones…esto va de otras cosas. No en vano, los gobiernos (el nuestro, por ejemplo) subvencionan ciertas energías a precios 7 veces superiores al del mercado "para reducir emisiones" mientras impone un calendario de cierre a las centrales nucleares que no emiten CO2 ni reciben subvenciones. Todo por el clima, claro.
Cada EV comprado en España supone miles de euros que se extraen de sus bolsillos y se distribuyen a personas que los necesitan mucho menos que ustedes. Supone un despilfarro inaceptable, puesto que con la misma cantidad de dinero podríamos obtener una reducción de emisiones 6 veces mayor y, además, de forma inmediata y no diferida a 15 años. La política climática no puede convertirse en un pozo sin fondo de recursos porque los ciudadanos miramos para otro lado mientras se dilapidan nuestros ahorros.
Mi propuesta es la siguiente. La partida de subvenciones a la movilidad eléctrica que el gobierno tiene presupuestada para el Plan MOVES 2020 divídase en 6 partes iguales: con una parte cómprense derechos de emisión y las otras 5 inviértanse en I+D de baterías. El resultado será una reducción de emisiones del mismo alcance, pero mucho más rápida y, con suerte, una mejora en las baterías y autonomía del coche eléctrico. Además, que el gobierno compre derechos de emisión (que no va a utilizar para emitir) reduce la oferta de derechos disponibles en el mercado, empujando al alza su precio y acelerando las inversiones tecnológicas para reducir aún más las emisiones.
El EV tendrá, en algún momento, las prestaciones suficientes para que todos nos compremos uno sin que nos tengan que obligar. Personalmente, lo estoy deseando. Hasta entonces, invirtamos el dinero en acciones con mayor retorno y no en políticas injustas y regresivas que empeoren nuestras condiciones de vida, mermando nuestra capacidad de crecer y afrontar la lucha contra el cambio climático en una mejor posición.
Manuel Fernández Ordóñez es Doctor en Física Nuclear y analista del mercado eléctrico.
IMHO
01/12/2020