El año 2022 quedará grabado en la memoria de muchos europeos como un período de turbulencia y desafíos sin precedentes en el ámbito energético. La invasión rusa de Ucrania desencadenó una serie de eventos que llevaron a Europa a una crisis energética de proporciones desconocidas hasta entonces. Los precios de la energía se dispararon, las facturas se tornaron inasequibles para muchos, y el cierre de empresas locales fue una realidad dolorosa.
La guerra no solo trajo consigo devastación física, sino que también tuvo un impacto directo en los mercados energéticos europeos. Rusia, como principal proveedor de gas y petróleo para algunos países de la Unión Europea, utilizó sus recursos energéticos como arma, interrumpiendo el suministro y amenazando con cortar completamente el flujo hacia la UE.
La incertidumbre se apoderó de los mercados, y los precios de la energía alcanzaron niveles históricos en agosto de 2022. La preocupación por la disponibilidad de gas para mantener la economía funcionando y los hogares cálidos durante el invierno se convirtió en una prioridad urgente.
Sin embargo, dos años después del inicio de una crisis sin precedentes, Europa ha logrado un giro notable en su situación energética. Las reservas de gas de la UE están llenas en más de un 60%, y los precios han caído a niveles anteriores a la crisis.
Respuesta
¿Cómo se ha logrado este cambio radical? La respuesta radica en la rápida y coordinada respuesta de la Unión Europea y sus veintisiete estados miembros ante la emergencia energética. En un momento de unidad y determinación, los líderes de la UE se comprometieron a alejarse de los combustibles fósiles rusos y acelerar la transición hacia fuentes de energía más sostenibles.
Tanto es así, que los ingresos totales de Rusia por exportaciones de combustibles fósiles han caído un 29% (104.000 millones de euros) en el segundo año de la invasión. Los ingresos procedentes del carbón y el petróleo objeto de sanciones han experimentado un descenso interanual del 19% (48.000 millones de euros), mientras que los ingresos por exportaciones de gas han caído un 59% en el segundo año de la invasión, a pesar de la ausencia de sanciones. El menor consumo de gas ruso por parte de la UE tuvo mucho que ver en ello, subrayando la dependencia de Rusia del bloque para sus exportaciones de gas.
El siguiente paso que el bloque tendrá que dar será restringir mucho más los ingresos rusos por exportaciones mediante nuevas sanciones al gas por gasoducto, el gas natural licuado (GNL) y los productos petrolíferos refinados rusos. Estas sanciones adicionales, combinadas con un tope de precios, pueden recortar los ingresos de exportación de Rusia en un 32% adicional (6.800 millones de euros al mes).
Garantizar el suministro
La UE actuó rápidamente para diversificar sus fuentes de energía y establecer nuevas asociaciones para las importaciones. Se llenaron los depósitos de gas hasta niveles suficientes, y se redujo la demanda de gas. Los esfuerzos de diversificación llevaron a un cambio significativo en las importaciones de gas, con Noruega y Estados Unidos emergiendo como principales proveedores.
Asimismo, mientras proseguían los esfuerzos de diversificación, los países de la UE actuaron con rapidez para asegurarse reservas de gas antes del invierno. En octubre de 2022, mucho antes del plazo fijado por la legislación de la UE, las instalaciones de almacenamiento de gas estaban llenas al 90% de su capacidad. Un año después, los tanques de gas estaban casi llenos en todos los países de la UE en otoño y se mantuvieron en niveles altos durante todo el invierno.
Suavizar el impacto
Ante la presión de los altos precios de la energía, se implementaron medidas para reducir el consumo de electricidad, limitar los ingresos de los productores de electricidad y obtener contribuciones solidarias de las empresas de combustibles fósiles.
Por otro lado, tal y como declaran desde el Consejo Europeo, algunos productores de electricidad obtuvieron beneficios extraordinarios, en particular los que utilizaban energías renovables y la energía nuclear en la generación de electricidad, cuya producción era mucho más barata que la de los productores que utilizaban combustibles fósiles, concretamente el gas. Las empresas de combustibles fósiles también obtuvieron grandes beneficios al subir los precios.
Energía 'verde'
Además, la urgencia de la situación aceleró los planes de la UE para aumentar la participación de las energías renovables en su mix energético. Se establecieron metas más ambiciosas para la energía renovable y se simplificaron los procesos de permisos para proyectos de energías limpias.
Invertir en energía más ecológica tiene su costo. Sin embargo, según datos recientes de la Agencia Internacional de la Energía, la inversión compensa. Si no se hubieran instalado nuevos paneles solares y turbinas en la UE, el precio medio al por mayor de la electricidad en 2022 habría sido un 8% más alto. La nueva capacidad solar y eólica instalada para la generación de electricidad en 2022 supuso un gran ahorro: cada europeo pudo ahorrar más de 220 euros en costes de electricidad.
Panorama a futuro
Hoy, los precios del gas están al menos seis veces más bajos que en su máximo histórico, y la UE ha fortalecido su posición energética y su determinación de alejarse de los combustibles fósiles rusos de manera irreversible. La transición hacia energías renovables no solo proporciona una energía más asequible y segura, sino que también abre nuevas oportunidades de negocio y contribuye a la lucha contra el cambio climático.
A pesar de los desafíos continuos, la Unión Europea ha demostrado que es posible ser solidarios y tener una acción coordinada en tiempos de crisis. Con una visión clara hacia un futuro más sostenible, Europa está preparada para enfrentar los desafíos venideros. La pesadilla energética de Europa ha sido transformada en una oportunidad para construir un futuro más resiliente y sostenible.
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios