El organismo federal creado para hallar el lugar idóneo donde instalar un cementerio nuclear en Alemania, que abandonará esa energía a finales de 2022, reveló que noventa regiones en el país cumplen con los criterios geológicos para acoger una infraestructura de ese tipo.
Según esta primera fase del estudio, el 54 % de la superficie de Alemania es "muy apropiado para el almacenamiento permanente y seguro de residuos altamente radiactivos", señaló en rueda de prensa Steffen Kanitz, uno de los directores de la Sociedad Federal para el Almacenamiento Final (BGE) de desechos radiactivos.
Agregó que de las noventa áreas identificadas, nueve corresponden a terreno arcilloso, siete a cristalino y 74 a salino.
Subrayó que las regiones identificadas no equivalen a un posible emplazamiento definitivo y señaló que la tarea en esta primera fase de estudio no era elaborar un ránking de lugares idóneos, sino identificar ubicaciones "geológicamente idóneas" que garanticen una "seguridad duradera a lo largo de los diferentes periodos geológicos".
En ese sentido, precisó que esta seguridad -por un millón de años- sólo pueden ofrecerla emplazamientos "suficientemente profundos, suficientemente herméticos y suficientemente robustos a efectos externos".
Kanitz anunció, asimismo, que el depósito de Gorleben, en el norte del país, donde Alemania almacena sus contenedores de residuos radiactivos desde 1977, queda excluido del proceso al no cumplir la mina de sal con los criterios de evaluación geocientíficos.
MOVIMIENTOS ECOLOGISTAS RECLAMAN TRANSPARENCIA EN EL PROCESO
El portavoz de la organización contra la energía atómica ".ausgestrahlt", Jochen Stay, habló también en rueda de prensa de "un día bueno" para Gorleben y subrayó que descartar esta ubicación como emplazamiento final es "una prueba de que los errores pueden ser corregidos si los ciudadanos asumen responsabilidades".
No obstante, recordó que "los desechos nucleares siguen ahí" y que todavía se está "muy lejos" de contar con un emplazamiento permanentemente seguro, al tiempo que advirtió de que el nuevo proceso de búsqueda de una ubicación definitiva "puede traer consigo nuevos errores".
Recordó que acoger el cementerio nuclear implica para una localidad "asumir para toda la sociedad el riesgo de los residuos nucleares", por lo que el nuevo procedimiento de búsqueda "sólo tiene perspectivas de éxito si convence a los afectados", agregó.
Stay, así como la gerente del colectivo ecologista Liga de Protección de la Naturaleza y el Medio Ambiente (BUND), Antje von Broock, y el presidente de la iniciativa popular Protección del Medio Ambiente Lückow-Dannenberg, Martin Donat, criticaron la falta de transparencia en el proceso, del que pidieron que sea justo.
La ministra de Medio Ambiente, Svenja Schulze, celebró en una comparecencia ante la prensa los "primeros progresos visibles" tres años después del inicio de este proceso.
Calificó de "buena noticia" que los expertos hayan identificado numerosas regiones geológicamente idóneas, lo que confirma que "se dan con creces las condiciones para acoger un depósito seguro en Alemania".
Subrayó que lo "decisivo" es que este proceso -"inteligible" y "verificable"- es "estrictamente científico", y en el decide la geología, mientras que las "consideraciones políticas no desempeñan ningún papel".
Destacó además la posibilidad de participación de la población, que constituye, dijo, el próximo paso, y agregó que la búsqueda de un emplazamiento definitivo es "una tarea de toda la sociedad" que sólo puede lograrse "solidariamente".
El objetivo es establecer hasta 2031 un emplazamiento permanente y seguro para alrededor de 1.900 contenedores "castor" con unos 27.000 metros cúbicos de residuos radiactivos una vez se cumpla el abandono definitivo de la energía nuclear en Alemania, fijado para fines de 2022.
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