La 16ª edición del Observatorio de Movilidad de Arval sigue reflejando que quien prueba un eléctrico apenas piensa en volver a los motores de combustión
El coche eléctrico no pasa por su mejor momento. El parón comercial sufrido por los vehículos cero emisiones está calando en los usuarios. No en vano, son ellos los que al final deciden si este tipo de vehículos gozan o no de fama. Ahora bien, como suele decirse, quien lo prueba acaba repitiendo. Y es que esa es la principal conclusión a la que ha llegado Arval en su decimosexta edición de su ‘Mobility Observatory’ que fue presentada ayer mismo ya que el solo un 9% de los usuarios de coches eléctricos volvería a utilizar un vehículo de combustión.
Y es que la satisfacción de los mismos es elevada, circunstancia que se extiende a los híbridos enchufables. De hecho, el 64% de los conductores consultados ha confirmado que mantendría dicho sistema de movilidad, mientras que el 14% ‘retrocedería’ para tener un phev. En materia de satisfacción, esta es una de las grandes novedades de este 16º estudio ya han valorado su experiencia de conducción de las dos tecnologías con enchufe.
Los aspectos mejor valorados (nota media sobre 10 entre ambas tecnologías) son los relacionados con el confort de la conducción (8,5 puntos), la experiencia de conducción (8,46), el silencio del motor (8,45), la seguridad (8,38), la fiabilidad (8,38), la estética (8,19), el consumo (8,14), la facilidad de carga (8,13), la conectividad (8,01) y la duración de la carga (7,75). En este sentido, solo un 10% de los usuarios cree que los BEV y PHEV son menos disfrutables.
Cambio de hábitos
En este mismo apartado del estudio, Arval ha encontrado que los desplazamientos urbanos son el principal motivo de uso de los vehículos 100% eléctricos (BEV), que recorren una media de 12.500 km por año, apenas 100 km menos que la media total del parque. El desplazamiento de casa al trabajo (76%) y las compras de fin de semana (64%) son los principales motivos de uso, seguidos del tiempo libre (61%), ocio y vacaciones (46%), llevar a los niños al colegio (41%) y los viajes de negocios (26%).
El 43% de usuarios de eléctricos cambió de hábitos de movilidad tras la compra del vehículo. Los hábitos de carga de los usuarios de vehículos con enchufe señalan que una gran mayoría (84%) cargan su vehículo eléctrico en casa o en el garaje particular, con escaso uso de puntos públicos (26%) o de las infraestructuras en los centros de trabajo (11%). Igualmente, un 78% de propietarios de PHEV y un 69% de BEV señala que el punto de recarga se incluyó en la compra de su vehículo.
En cuanto a la motivación de compra, el ahorro en combustible (74%), la sensibilidad ecológica (67%) y la tecnología avanzada (66%) aparecen como las tres principales razones para comprar un eléctrico. Le siguen de cerca el acceso a Zonas de Bajas Emisiones (64%) o disfrutar de los incentivos gubernamentales (62%). Si hablamos de mantenimientos, ambas tecnologías con enchufe realizan de media menos de una entrada a taller por año; en parte, por la poca antigüedad del parque. La mayoría de las visitas responden al mantenimiento ordinario del vehículo (39% BEV y 32%PHEV). Ya en el taller, las principales intervenciones son la actualización del software (26%), cambio de neumáticos (16%), problemas con la autonomía (11%) y problemas con la carga de la batería (11%) en el caso de los eléctricos, mientras que con los PHEV, el cambio de aceite es el más recurrente (36%).
A vueltas con la autonomía
Por otro lado, Arval afirma que los datos de su estudio desmienten uno de los grandes mitos del coche eléctrico: la autonomía, ya que esta no es un problema para los mismos. De hecho, el 66% de los conductores no sufren ansiedad aunque son conscientes de las limitaciones de las baterías en desplazamientos largos (de más de 250 km). En este aspecto, el 39% de los usuarios adapta la ruta a la ubicación de estaciones de carga, el 36% recurre a apps de navegación y el 24% contacta previamente con las estaciones.
Por último, alrededor del 90% de las empresas españolas y europeas consideran que sus flotas corporativas se mantendrán estables o crecerán en los próximos tres años, de la mano de las previsiones de mejora económica. Este incremento puede integrar tendencias en auge, como el creciente uso de vehículos de segunda mano para determinadas funciones (más de un 80% de compañías de España y Europa que ya cuentan o están considerando contar con vehículos de segunda mano; principalmente, para su uso como vehículo compartido) o la implantación de tecnologías de combustibles alternativas para atender a las nuevas exigencias normativas.
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