Este es el plan de Porsche y Mercedes-Benz para liderar la electrificación
Los dos fabricantes germanos han realizado una apuesta clara por una nueva tecnología de baterías que aumentaría la densidad, rebajaría el peso y supondría una mayor autonomía
Los coches eléctricos todavía siguen teniendo muchas limitaciones para algunos usuarios que no se atreven a dar el salto a este tipo de modelos. La autonomía sigue siendo uno de los principales escollos aunque como te dijimos aquí hace algunos días, un estudio desveló que un coche cero emisiones con batería pequeña cubriría de sobra las necesidades de un amplio espectro de la población. No obstante, parece que, al igual que ocurre con la memoria de los smhartphone, “cuanto más tengas, mejor”.
Un pensamiento que supone, al final, un problema para los fabricantes de automóviles porque pensar en coches eléctricos con baterías más grandes supone una mayor inversión, una silueta más grande y sobre todo un mayor peso, variable esta última que va asociada a un mayor deterioro de las carreteras y una seguridad más en entredicho pues puede causar más perjuicio en caso de choque (de hecho, el ISS norteamericano ha tenido que modificar su equipo de pruebas para adaptarlo a los nuevos pesos de los vehículos eléctricos).
Un cambio de material
Ahora bien, un cambio en la propia química de las baterías podría convertirse en la tan ansiada respuesta que buscan tanto los consumidores como los fabricantes hasta el punto de que algunos de ellos ya han empezado a mover ficha para convertirse en referentes antes de que acabe esta década. Y es que las baterías de litio que se emplean actualmente usan ánodo de grafito que presenta un problema de densidad ante aplicaciones de alta energía como los vehículos eléctricos. Para paliarlo parece que solo habría que incluir el silicio, un material que por un lado daría lugar a baterías hasta 10 veces más capaces que las de grafito al tiempo que reducen la resistencia interna, consiguiendo así cargas más rápidas sin obviar que se obtendrían autonomías más extensas y menor peso del conjunto. En este sentido, dos nuevas empresas, Group14 Technologies y Sila Nanotechnologies, ya están desarrollando la producción a gran escala de silicio en baterías como reemplazo del grafito.
Tanto es así que Porsche ya ha invertido más de 100 millones de dólares (92 millones de euros) en Group14 convirtiéndose además en el primer cliente automotriz de la compañía. Su instalación de baterías situada en Moses Lake está proyectada para inaugurarse en 2024 y tendrá una capacidad inicial para producir suficiente material de ánodo para dar demanda hasta 200.000 coches. Group14 planea aumentar la producción y triplicarla poco después. De manera paralela, Mercedes-Benz se ha asociado con Sila Nano marcándose como objetivo ser su primera marca de coches en 2025 para lo cual la firma de la estrella ha dado un paso más que Porsche al confirmar qué modelo será el primero en equipar dichas baterías: el EQG. El heredero cero emisiones del mítico Clase G incluirá en su gama una versión de largo alcance con este paquete de baterías que empleará la tecnología de Sila Nano. De hecho, según el propio fabricante alemán espera que este tipo de celdas le doten de entre un 20 y un 40% más de densidad energética repercutiendo positivamente en una mayor autonomía.
En definitiva, parece que las baterías de litio-silicio se acabarán convirtiendo en el cambio que necesita el sector del vehículo eléctrico y es evidente que muchos de los fabricantes seguirán la estela marcada ahora mismo por Porsche y Mercedes-Benz. No obstante será una carrera de fondo pues en palabras del propio CEO de Sila Nano, para que veamos al silicio como remplazo total y absoluto del grafito todavía habría que esperar al menos 10 años. Al menos el primer paso está dado.
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