El Gobierno federal belga y el grupo francés Engie llegaron este viernes a un principio de acuerdo para prorrogar la explotación de dos reactores nucleares en Bélgica por un periodo de diez años con el fin de garantizar el suministro energético.
"Se ha alcanzado un primer acuerdo de principio entre el Estado belga y Engie sobre la ampliación de las centrales nucleares Doel 4 y Tihange 3. El gobierno belga asume sus responsabilidades para que nuestro país pueda controlar su suministro energético", anunció el primer ministro belga, Alexander De Croo, en su cuenta oficial en Twitter.
El objetivo es "llegar a un acuerdo final a finales de 2022 para que nuestro país tenga la seguridad de contar con una cantidad suficiente de energía eléctrica dado el inestable contexto geopolítico", añadió el primer ministro belga.
Seguridad en el suministro eléctrico
Ambas partes acordaron las modalidades del futuro enfoque, en el que el Estado belga no será el operador.
El marco también prevé una estructura estable y sostenible en la que el Estado belga y Engie compartirán tanto los riesgos como los beneficios a través de una nueva empresa que se creará.
Por último, los costes de desmantelamiento de las centrales nucleares y de gestión de los materiales fisionables y los residuos radiactivos corren a cargo del operador, señalaron De Croo y Van der Straeten en un comunicado.
El objetivo de ambas partes es llegar a un acuerdo definitivo antes de finales de año y presentarlo a la Comisión Europea, que el pasado miércoles presentó un plan para reducir un 15 % el consumo de gas hasta la próxima primavera para prepararse ante un posible corte del suministro ruso, que cuenta con la oposición de la mayoría de países del sur de Europa, entre ellos España, mientras Bélgica aún no se ha pronunciado al respecto.
Las centrales nucleares
En marzo pasado, el Gobierno belga decidió entablar conversaciones con Engie con vistas a prorrogar diez años la explotación de los reactores nucleares Doel 4 y Tihange 3.
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La persistente carestía de los productos energéticos y la incertidumbre añadida por la invasión de Rusia a Ucrania llevó al Ejecutivo de coalición (liberales, socialistas, ecologistas y democristianos) a inclinarse por prolongar la vida útil de las centrales.
Bélgica cuenta con siete reactores nucleares repartidos en dos centrales, Tihange (suroeste) y Doel (noreste), con una potencia de 2.900 y 3.000 megavatios eléctricos (MWe). Los tres reactores de Tihange y los cuatro de Doel se construyeron entre 1975 y 1985 y tenían previsto ir cerrando entre 2022 y 2025.
El dilatado debate nuclear belga ha estado alimentado por sobresaltos, como las microfisuras detectadas desde 2012 en edificios anexos a varios de sus reactores que obligaron a detener durante años parte de su generación y generaron inquietud social.
El consumo final de energía en Bélgica se ha mantenido estable en la última década en torno a los 465 teravatios/hora al año, lo que supone un 29 % más que en 1990. En 2021, solo el 20,9 % de la generación total bruta de electricidad provenía de fuentes renovables, especialmente eólica y biomasa.
El Gobierno de Bélgica había presentado el pasado diciembre un plan con diferentes opciones sobre el futuro de la energía atómica, aunque se inclinó por la senda de mantener el cierre de las centrales en 2025, como prevé una ley de 2003, y sustituirlas por plantas de gas como transición hacia un "mix" cada vez más renovable.
No obstante, el Ejecutivo contemplaba dotarse de un "freno de emergencia" en caso de que la seguridad energética se viese comprometida.
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