La Comisión Europea ha presentado este miércoles su estrategia para impulsar durante las próximas décadas y hasta 2050 la producción de hidrógeno a través de fuentes renovables, un movimiento clave en las pretensiones del bloque para eliminar al máximo sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) a mitad de siglo.
En la misma línea, Bruselas ha publicado otra hoja de ruta con acciones para mejorar la integración del sistema energético. Ambas estrategias persiguen reducir de forma considerable las emisiones de gases de efecto invernadero del sector energético, que acumula el 75% de todas las de la UE.
"La nueva economía del hidrógeno puede ser el motor de crecimiento que ayude a superar el daño económico causado por la Covid-19", ha destacado el vicepresidente del Ejecutivo comunitario para el Pacto Verde, Frans Timmermans, quien confía en que la UE se convierta en un "líder mundial" en esta tecnología.
Sin embargo, fuentes comunitarias han señalado que la producción de hidrógeno 'verde' o renovables puede ser "parte de la solución" pero no se trata de una "bala de plata". En la actualidad, el bloque consume y produce unas 9,8 toneladas de hidrógeno y la mayoría procede de combustibles fósiles, lo que supone grandes cantidades de emisiones contaminantes. Hasta el 90% de las mismas pueden ser 'capturadas' a través de diferentes tecnología (el llamado hidrógeno 'azul')
Pero Bruselas persigue con su hoja de ruta aumentar la producción de hidrógeno 'verde' o renovable, que se obtiene por electrólisis del agua gracias a electricidad proveniente de fuentes renovables. El Ejecutivo comunitario plantea en concreto tres fases para el desarrollo de "la economía del hidrógeno limpio".
El objetivo de la primera etapa (entre este año y 2024) es descarbonizar la producción para usos actuales, como el del sector químico, y promoverlo en nuevas aplicaciones. Esto pasa por la instalación de al menos seis gigavatios de electrilizadores en la UE, con la intención de producir hasta un millón de toneladas de hidrógeno renovable.
La Comisión cree que entre 2024 y 2030, el hidrógeno "debe convertirse en una parte intrínseca" del sistema energético. Los electrolizadores instalados al final de la década deben representar al menos 40 gigavatios y una producción de hasta diez millones de toneladas. En estos años, el uso del hidrógeno 'verde' se ampliará a sectores como la producción de acero o el transporte de camiones y trenes.
En una última fase que se extenderá hasta 2050, las tecnologías del hidrógeno renovable "deberían alcanzar su madurez y desplegarse a gran escala" para llegar a todos los sectores de "difícil descarbonización" en los que otras alternativas no sean viables o tengan costes más elevados.
UN SISTEMA ENERGÉTICO MÁS INTEGRADO
Bruselas ha completado la estrategia sobre el hidrógeno con otra hoja de ruta que busca avanzar hacia un sistema energético más integrado, que las autoridades comunitarias consideran "la vía hacia una descarbonización efectiva, asequible y profunda de la economía europea".
Con esta estrategia, el Ejecutivo comunitario quiere dejar atrás el sistema actual "basado en cadenas de valor energético paralelas y verticales" con "compartimentos separados" que es "técnica y económicamente ineficiente" y "genera pérdidas importantes en forma de calor residual y baja eficiencia".
Para ello, Bruselas plantea 38 acciones, entre ellas revisar la legislación energética actual, apoyo financiero a la investigación y el despliegue de nuevas tecnologías y herramientas digitales, orientar a los Estados miembros en la adopción de medidas fiscales, reformar la gobernanza del mercado y la planificación de infraestructuras y eliminar progresivamente las subvenciones a los combustibles fósiles.
A nivel general, la estrategia está basada en tres pilares complementarios y el primero pasa por hacer que el sistema energético sea más circular, por ejemplo, facilitando la reutilización del calor residual de las instalaciones industriales o centros de datos.
El segundo pilar es la ampliación del uso de energías limpias en edificios, industria y transporte, tradicionalmente basados en combustibles fósiles. La tercera pata de la estrategia, precisamente, es promocionar el uso de combustibles renovables como el hidrógeno en sectores difíciles de descarbonizar, como el transporte pesado.
Herbert owen
10/07/2020