La energía nuclear ha resurgido durante el último año en todo el mundo al calor de los desorbitantes precios del carbón y el gas en 2022. Países como Alemania, que habían declarado previamente sus intenciones de eliminar la energía nuclear, se han visto obligados a volver a incluirla en su planificación de descarbonización, mientras que algunos países que habían renunciado por completo a la opción nuclear la han vuelto a poner sobre la mesa.
China también está planeando un gran desarrollo de la energía nuclear, aunque los mercados de combustible inestables de 2022 no han tenido mucho impacto en sus planes nucleares a largo plazo, que siempre fueron agresivos. China ya tiene el segundo sector de energía nuclear civil más grande del mundo, en términos de energía suministrada a la red, después de Estados Unidos.
Para las provincias chinas costeras como Guangdong y Fujian, que son relativamente pobres en recursos renovables, la energía nuclear es una fuente clave de energía estable y baja en carbono con casi cero emisiones, costos de generación competitivos y exposición limitada a los mercados internacionales de combustible.
Aunque la escala del sector de la energía nuclear china sigue siendo pequeña en comparación con otros tipos de generación, ya que supone solo el 5% del consumo de energía del país en 2021, sigue siendo una pieza fundamental del rompecabezas bajo en carbono, ya que China contempla sus ambiciosos objetivos de descarbonización.
Según informa el portal de información chino Sixth Tone, en la actualidad, hay 54 reactores de energía nuclear comerciales en funcionamiento en China, todos ubicados en pueblos y ciudades pequeñas de la costa. Otros 26 reactores están actualmente en construcción, con docenas más en proceso de construcción a largo plazo. Si vive en Shanghai, Shenzhen o Guangzhou, es muy probable que actualmente esté consumiendo energía generada por una planta de energía nuclear cercana.
Desajuste
En general, China sufre un grave desajuste entre la demanda y el suministro de energía; las provincias más industrializadas y hambrientas de energía se encuentran a lo largo de la costa este, mientras que los recursos de generación de energía más abundantes se encuentran en el extremo norte, oeste y suroeste.
Las líneas de ultra alto voltaje pueden transportar energía del oeste al este de China, pero esta opción es costosa, y las rutas de línea son difíciles de ubicar. Esto deja a la energía nuclear como una de las mejores opciones de las regiones costeras para satisfacer la creciente demanda de energía con energía asequible, gestionable y baja en carbono.
A pesar de estos aspectos positivos inherentes, el desarrollo del sector nuclear chino no ha sido fácil. A finales de la década de 2000, cuando China tenía solo unos pocos reactores, los planificadores elaboraron planes agresivos para el despliegue masivo de energía nuclear en todo el país. Los documentos de planificación de esta época hablaban de instalar 70 gigavatios para 2020 y 120 GW para 2030.
Si bien estos números palidecen en contraste con la base de capacidad instalada de carbón, que superó los 1.000 GW en 2020, los planes eran ambiciosos teniendo en cuenta el bajo nivel inicial en ese momento. Pidieron el despliegue masivo en las provincias costeras y del interior, con una mezcla de tecnología autóctona china e importada. Junto con la energía hidroeléctrica, la energía nuclear constituiría la columna vertebral de las adiciones de capacidad de carga base baja en carbono de China.
En cambio, la nueva generación de energía nuclear ha superado en gran medida esos objetivos. La capacidad nuclear total era de solo 51 GW en 2020, y China ahora apunta a solo 75 GW para 2025. Mientras tanto, las provincias costeras aún están aprobando toneladas de capacidad a carbón. ¿Qué sucedió?
La primera y más importante razón de la demora fue el accidente nuclear de Fukushima en Japón en 2011. Inmediatamente después del accidente, el regulador de seguridad nuclear chino, la Administración Nacional de Seguridad Nuclear (NNSA), ordenó una moratoria en todas las construcciones nucleares nuevas hasta que se pudieran revaluar y mejorar los estándares de seguridad nacionales.
Cambios importantes
Cuando finalmente se permitió que continuara la construcción, algunas cosas clave habían cambiado. Primero, se suspendió toda la construcción de plantas en el interior, situación que ha persistido hasta el día de hoy. Incluso ahora, hay docenas de sitios nucleares planificados en Hunan, Sichuan, Jiangxi y otras provincias del interior, algunos con edificios y movimientos de tierra en el sitio terminados e incluso equipos entregados, sin poder continuar con la construcción.
En segundo lugar, la NNSA determinó que los diseños de plantas más antiguos de "Generación II" (2G) deberían desecharse en favor de plantas más nuevas de "3G" con seguridad mejorada. Esto significaba depender de tecnologías importadas, ya que China aún no había desarrollado su propia propiedad intelectual 3G.
A finales de la década de 2010, varias cosas se hicieron evidentes para los planificadores de energía y los políticos chinos: en primer lugar, los diseños importados de EE. UU. y Francia tardaban más en construirse y costaban mucho más de lo presupuestado inicialmente. En segundo lugar, la guerra comercial con EE. UU. expuso a los desarrolladores nucleares chinos a riesgos en la cadena de suministro a través de sus proveedores estadounidenses.
En tercer lugar, y lo que es más importante, la tecnología del reactor autóctono Hualong One había alcanzado la madurez de diseño y la viabilidad comercial, con la construcción de plantas piloto avanzando a tiempo y dentro del presupuesto. En respuesta a esta nueva realidad, muchos sitios de reactores que anteriormente se esperaba que usaran tecnología extranjera se cambiaron a diseños autóctonos. Ahora, la industria estaba atrapada esperando que sus plantas de referencia autóctonas terminaran la construcción antes de que se pudieran construir más.
Iases
28/12/2022