Este lunes se cumple un año desde que estallara el escándalo de las emisiones de Volkswagen, que afectó a once millones de vehículos en todo el mundo y provocó un desplome del precio de las acciones, así como la marcha del entonces presidente del fabricante alemán, Martin Winterkorn.
El escándalo dio comienzo el 19 de septiembre de 2015, cuando la marca germana ordenó una investigación externa sobre las irregularidades en el cálculo de emisiones en Estados Unidos, que vulneraban la legislación medioambiental norteamericana.
Previamente, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) había realizado pesquisas en las que se apreciaban "manipulaciones" en las emisiones de los vehículos diésel de Volkswagen. En concreto, se sospechaba que utilizaba un software que alteraba las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) en algunos modelos con motor diésel.
Consecuentemente, las acciones del grupo, que antes del estallido de la crisis tenían un precio de unos 160 euros, cayeron aquella semana en torno a un 20%, hasta los 130 euros por título, y en la actualidad se encuentran en ese entorno.
Para hacer frente a las consecuencias de la manipulación, la compañía anunció que provisionaría 6.500 millones de euros, que posteriormente aumentó a entre 10.000 y 12.000 millones de euros.
El monto se destinaría a cubrir el pago de las posibles indemnizaciones a clientes, a la reparación de los vehículos afectados y al abono de una posible multa por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos.
Esa multa se perfilaba en torno a unos 18.000 millones de dólares (unos 16.000 millones de euros) al inicio del caso, lo que suponía tres veces sus beneficios anuales. Finalmente, el consorcio automovilístico alcanzó el pasado mes de junio un acuerdo para poner fin en Estados Unidos al caso, por el que pagará más de 15.000 millones de dólares (más de 13.761 millones de euros al cambio actual).
En el momento de la primera provisión, el grupo reconoció que la misma tendría efectos sobre sus resultados. De hecho, en el primer semestre de este año la compañía redujo su beneficio un 37,7% respecto al mismo periodo del año anterior, hasta los 3.461 millones de euros.
Además, como consecuencia del escándalo se produjo la caída del presidente del grupo, que fue sustituido tras dimitir en septiembre del año pasado por Matthias Müller, hasta el momento presidente de Porsche.
Asimismo, el presidente y consejero delegado de Volkswagen en América, Michael Horn, dejó su cargo de mutuo acuerdo con la empresa para sumarse a otros proyectos profesionales, según anunció entonces el grupo automovilístico. En medio del escándalo, trascendió una frase de las que Horn pronunció en una de las reuniones: "La hemos cagado por completo".
El puesto que abandonó Horn pasó a ser ocupado de forma interina por Heinrich J. Woebcken, a quien el grupo había designado previamente máximo responsable de la región Norteamérica y presidente de la sociedad Volkswagen Group of America.
Sentencias favorables
El fabricante alemán ha logrado este año tres sentencias favorables en España en relación con el escándalo. La primera de ellas tuvo lugar el pasado mes de mayo, cuando un juzgado de Torrelavega se pronunció a favor del grupo al rechazar anular la venta de un vehículo con el motor trucado.
Al mes siguiente, un juzgado de Zaragoza desestimó la demanda de un cliente contra la financiera de la compañía y el concesionario que le vendió el coche, a los que reclamaba la nulidad o la resolución del contrato de compraventa.
Este mismo mes de septiembre, el fabricante alemán ha logrado su tercera sentencia favorable de parte de un juzgado de Valencia, que desestimó una demanda interpuesta contra un concesionario del grupo y contra la aseguradora de la compañía, Volkswagen Insurance Services.
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