El Gobierno ha aprobado este martes la Hoja de Ruta del Biogás, que identifica los retos y oportunidades del desarrollo de este gas de origen renovable, y plantea multiplicar por 3,8 su producción hasta 2030 para superar los 10,4 teravatios hora (TWh), lo que reforzará la economía circular.
Así lo ha decidido el Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, respecto a este planteamiento, que impulsará el aprovechamiento del biogás por la producción de electricidad y calor útil, sobre todo para la industria, y su utilización como biocombustible sostenible en movilidad.
Enfocada en la valorización de residuos (agropecuarios, industrias agroalimentarias, municipales y lodos de depuradora), esta Hoja de Ruta establece la creación de garantías de origen para el gas de origen renovable, ya en tramitación, y la posibilidad de fijar objetivos y cuotas de suministro o uso para desarrollar el mercado.
El desarrollo del biogás, importante en el actual contexto europeo, permitirá evitar la emisión a la atmósfera de cerca de 2,1 millones de toneladas de dióxido de carbono (CO2) equivalente al año, y servirá para reducir la dependencia energética y reforzar la economía circular.
Al mismo tiempo, permitirá fijar población rural, gracias al crecimiento de su cadena de valor empresarial, explica el Ministerio, que ya ha activado una línea de ayudas de 150 millones para proyectos singulares de biogás con cargo al Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
El uso en el transporte facilitará cumplir el objetivo del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, centrado en alcanzar una cuota de energía renovable del 28 % a comienzos de la próxima década, y los hitos europeos de penetración de biocarburantes avanzados, que, para entonces, deberán llegar al 3,5 %.
CINCO EJES DE ACTUACIÓN
Para dinamizar el mercado del biogás, la Hoja de Ruta prevé 45 medidas concretas en cinco ejes de actuación.
El primero de ellos gira en torno a los instrumentos regulatorios, ya que, a través de un real decreto en tramitación, se crea un sistema de garantías de origen, similar al de la electricidad renovable, para que los consumidores puedan distinguir el biogás del gas fósil convencional, para poner en valor su origen renovable.
Incluye la agilización y homogeneización de los procedimientos administrativos y la mejora de la normativa sobre residuos.
El segundo de los ejes abre la puerta a la posibilidad de establecer objetivos anuales de penetración en la venta o consumo de biogás, con cuotas de obligado cumplimiento.
Además, se propone fomentar su producción en zonas con abundante materia prima –donde haya explotaciones ganaderas, industria agroalimentaria o plantas de tratamiento de residuos–, junto con medidas para promover el consumo local, en flotas de vehículos, en usos térmicos, en la producción de hidrógeno, y la sustitución en general del gas de origen fósil, siempre que sea económicamente viable.
Asimismo se prevé destinar líneas de ayuda existentes para financiar la innovación y el desarrollo tecnológico del biogás, y aprovechar el impulso que puede proporcionar al sector el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.
En cuarto lugar, se buscará priorizar los proyectos de biogás en zonas de transición justa, introducirlo en pliegos de contratos públicos, divulgar sus ventajas, crear comunidades energéticas y grupos de trabajo para facilitar su implantación.
Por último, se quiere impulsar la I+D+i, mediante el fomento a la investigación para reducir las emisiones de gases contaminantes, el impulso a proyectos de demostración de la utilización de biogás en la industria, o la promoción de la innovación en tecnologías menos maduras, entre otros.
Actualmente, el biogás es visto como una prioridad estratégica en tanto que su despliegue presenta beneficios medioambientales y permite crear sinergias con las industrias locales mediante su uso en localizaciones cercanas a su producción.
Su importancia se ha visto reforzada por la coyuntura internacional, el conflicto en Ucrania y la escalada de precios del gas de origen fósil.
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