Hace aproximadamente un año este diario se hizo eco del lanzamiento de un nuevo producto que iba a cambiar el modelo energético. Se trata de unas baterías de grafeno que la empresa Grabat Energy iba a fabricar en Yecla (Murcia). Parecía increíble. Que en una ciudad como Yecla se fuera a realizar un proyecto tecnológico de estas características.
Según anunciaron en el acto de presentación, Grabat Energy anunció que el proyecto de industrialización de las baterías tiene dos fases. La primera, en la que se han invertido 30 millones de euros (está por ver), permitiría la construcción de 20 líneas de fabricación en la planta de Yecla que fabricarían 80 millonesde celdas al año.
"La primera línea ya está lista, empezará en marzo, y para junio está previsto que funcionen cinco, que irán incrementándose hasta esas 20", dijeron en el acto. Un año más tarde no hay nada de nada.
También dijeron que la segunda fase conllevaría una inversión de 350 millones de euros para hacer la fábrica más grande, lo que posibilitará emplear a 7.000 personas y que, en 2019, se alcance un pico de facturación de 3.000-4.000 millones de euros.
También hablaron de que tenían certificados, los cuales no probaban nada y que estaban trabajando con las Universidades de Córdoba y Ciudad Real. Así como un socio chino, la empresa Chint, del que se esperan 18 millones de euros presuntamente.
Un proyecto que se tragó hasta el por entonces secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, que apadrinó las supuestas baterías de grafeno en el acto de presentación.
Después de un año de dimes y diretes, Grabat Energy no tiene aún nada. Una portavoz de la compañía asegura que el proyecto va hacia adelante pero que se está retrasando por culpa de permisos y haberes administrativos. El caso es que, de momento, la batería de ensueño que iba a arreglar el mundo ni se la ha visto ni se la espera.
Sam
05/01/2017