El Gobierno finalmente se queda sin poder hacer permanente el impuesto a las energéticas y dejará caer el actual impuesto temporal el próximo 31 de diciembre.
El PSOE no ha conseguido convencer a Junts de aprobar esta medida fiscal y la formación de Puigdemont ha tumbado la propuesta porque veía peligrar inversiones de más de 1.000 millones de euros en el polo industrial de Tarragona, en su mayoría por parte de Repsol, la empresa más afectada por dicho impuesto.
Ha sido el PNV quien ha anunciado este rechazo. Los nacionalistas vascos han informado que el gravamen a energéticas finalmente decaerá "por factores ajenos" a su formación, ya que el PNV estaba dispuesto a aceptar su continuidad si se transformaba en un impuesto que fuera concertado en Euskadi y Navarra.
Esta medida sólo afectaría a una parte del negocio de Repsol (Petronor) pero no a todo el resto del negocio nacional, y también podría haber ayudado a Iberdrola que posee su sede en Bilbao. Pero finalmente no se va a llevar a cabo.
Por tanto el próximo 31 de diciembre el impuesto sector energético dejará de aplicarse y será parte de la historia.
Apoyo incondicional
Y eso que el Gobierno tenía a todos bien atados. El apoyo de ERC, Bildu y Sumar era incondicional.
En concreto, Sumar quería también transformar los gravámenes temporales a la banca y las energéticas en impuestos permanentes, pues ya consigue recaudar 2.900 millones de euros al año en dos sectores "que tienen beneficios extraordinarios".
Por su parte, ERC y Bildu proponen la permanencia de sendos tributos y un aumento en el tipo impositivo "a la vista de los beneficios récordos anunciados en los últimos meses tanto por la banca como por las empresas energéticas".
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