No se entendía muy bien que España, después de ser una potencia mundial en eólica terrestre, no apostara por la eólica marina como una segunda revolución de esta industria. Es cierto que las características del lecho marino no invitan a que se desarrollen grandes proyectos como sucede en el Mar Báltico o en el Mar del Norte, pero la eólica marina no se queda solo ahí. Hay más nuevas tecnologías como la eólica flotante que podría aprovechar los fuertes vientos marinos que hay en las costas españolas. Zonas como la cornisa cantábrica, Galicia, Cádiz o Cataluña y Baleares con la tramontana son lugares idóneos para desarrollar la eólica marina.
El Gobierno, tras el boom de la eólica terrestre y el desarrollo descontrolado de la fotovoltaica, prefirió quedarse como espectador en la actividad de la eólica offshore. Los costes de esta tecnología eran y todavía son muy altos, por lo que prácticamente se quedó fuera del mix. Solo se aceptaban parques eólicos marinos con carácter experimental. Y claro, la eólica marina se ha quedado en eso. En un experimento en España.
Además, intentar desarrollar un proyecto se convertía en una quimera. Hasta ahora, solo en los trámites administrativos lleva unos cinco años para conseguir todas las autorizaciones. Las trabas administrativas eran descomunales. Hay que conseguir el beneplácito del Ministerio de Industria, de Medio Ambiente, de Fomento y de la autoridad portuaria. Si a esto se le suman otros dos años en construir y poner en funcionamiento el parque, hacía muy complicado su desarrollo.
Las empresas se quejaron de no recibir ayudas para investigar e innovar en esta materia. Aun así, empresas líderes en el sector como Iberdrola o Gamesa han trabajado en sus laboratorios para desarrollar molinos flotantes o aerogeneradores para venderlos en el extranjero.
Ahora, el Gobierno quiere impulsar esta tecnología. Para ello va a aprobar un real decreto por el que se modifican varias disposiciones del sector eléctrico. En este caso, el Ministerio de Industria cree que "carece de sentido una limitación a la instalación de parques eólicos marinos de potencia inferior a 50 MW, por lo que mediante el presente real decreto se suprime la limitación de los 10 MW ligada al carácter experimental y se procede a ampliar el procedimiento general simplificado a las instalaciones eólicas marinas hasta 50 MW".
Industria busca que se desarrollen más proyectos experimentales en nuestro territorio. Prácticamente no hay. Existen varios centros de investigación y nuestras empresas trabajan para terceros en el extranjero. Pero ahora toca desarrollarlo en España. Y para ello es necesario que se puedan retribuir este tipo de instalaciones.
El Gobierno asegura que para tener derecho a régimen retributivo específico, será necesario primero el establecimiento de un nuevo régimen, mediante real decreto. A día de hoy no existen ayudas para la eólica marina. Si ahora Industria quiere impulsarla de verdad no se debe quedar solo en este paso de simplificar los procedimientos administrativos. Tiene que regular las retribuciones para los parques offshore. Aunque sea un poco tarde en comparación con otros países como Dinamarca, Alemania o Reino Unido, España aun está a tiempo de desarrollar proyectos de este calado.
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