La expresión tan española de que ‘el mundo es un pañuelo’ adquiere mucha más relevancia dependiendo de quién se trate. Hemos sabido que José Luis Ruiz-Navarro Pinar, el letrado de la Comisión de Industria del Congreso de los Diputados y a su vez letrado de la Ponencia encargada de las relaciones con el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), es el hermano de una de las personas de mayor confianza de Fernando Martí, presidente del CSN. Cristina Esther Ruiz-Navarro Pinar ocupa el puesto de asesora de Presidencia del organismo que vela por la seguridad de las centrales nucleares. ¿Coincidencia? ¿Casualidad?
Este asunto no tendría demasiada trascendencia sino fuera porque vivimos en tiempos revueltos, donde se crean Comisiones con un Gobierno en funciones y donde no se sabe si se va a pactar uno nuevo o se van a convocar nuevas Elecciones Generales. Y justo en la Comisión de Industria, el tema del cierre o no de la central nuclear de Garoña se ha convertido en el caballo de batalla de unos y otros partidos políticos.
¿Podría considerarse un conflicto de intereses, donde se mezclan las funciones de letrado y las de su relación filial de primer grado con la asesora personal de Fernando Martí? Si no lo es, al menos lo esperable, lo ético, es que en este profesional prevalezca las obligaciones de su posición sobre sus relaciones familiares.
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