CAF ha instalado en tres puntos diferentes de la empresa, en cualquier caso en lugares visibles desde el exterior, otros tantos pequeños aerogeneradores, en respuesta a la decisión de la empresa de predicar con el ejemplo y de respaldar un producto que recientemente ha sacado al mercado su filial Ennera (Energy for a new era), centrada en las energías renovables eólica y solar, y con sede en Ibarra.
La actividad de Ennera se centra en llevar a cabo proyectos renovables en el sector solar y eólico. Y, a pesar de su juventud, a día de hoy acredita referencias de proyectos solares convencionales en España y en países como Jordania y El Salvador. Pero su gran reto no era otro que contar con un producto propio, y en concreto construir un aerogenerador dirigido a satisfacer las necesidades energéticas de particulares, pequeñas empresas, instituciones, polideportivos, etc.
Tras un proyecto de desarrollo del producto que ha requerido cinco años de trabajo, surgía 'Windera', un aerogenerador 100% Ennera, de 3,2 kW de potencia, que está ya en el mercado. El aerogenerador ha obtenido las prestigiosas certificaciones GL y MCS (Microgeneration Certification Scheme). Esta última, indispensable para conectar los aerogeneradores a la red en el Reino Unido y conseguir los beneficios de su sistema de primas al kilovatio/hora.
Y con un aerogenerador con todas las bendiciones, que además desde el punto de vista medioambiental queda bien integrado en el entorno y no emite ruido, tocaba salir al mercado. Y ante la situación en el mercado español, Ennera decidió centrarse en Japón, país en el que después del accidente de la central de Fukushima, ha habido un claro empuje hacia las renovables y en el que se ha instalado un importante sistema de primas al kilowatio/hora: se paga una prima de 0,45 céntimos de euro para cada kw/h producido con energía minieólica.
Según los responsables de la compañía, para que la inversión de un aerogenerador como Windera se recupere o amortice en un plazo inferior a los 10 años, se necesita una velocidad media del viento de 5 metros por segundo, circunstancia que suele darse con más frecuencia en las zonas costeras, donde esa velocidad, a veces, se supera ampliamente. Si la velocidad del viento es más baja, no significa que el proyecto ya no sea interesante, simplemente se alarga, proporcionalmente, el tiempo de recuperación de la inversión. Todo ello teniendo en cuenta que la vida útil del aerogenerador es superior a los 20 años.
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