Bioenergía

España podría movilizar hasta un millón de toneladas de biomasa al año para reducir el riesgo de incendios

Esta cantidad permitiría producir 440.000 toneladas de combustibles renovables, atraer 1.600 millones de euros en inversiones y crear entre 2.500 y 3.500 empleos directos e indirectos

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España tiene en sus montes un recurso que, bien gestionado, podría convertirse en una de las principales herramientas para prevenir los incendios forestales más devastadores: la biomasa. Según el informe "Gestión de Incendios Forestales” elaborado por la Asociación para la Economía Circular y la Movilidad Sostenible (CRECEMOS), el país podría movilizar hasta un millón de toneladas de este material cada año, transformándolo en energía renovable y reduciendo de forma significativa el riesgo de grandes siniestros.

En la última década, España ha registrado una media de 10.000 incendios anuales, y 2022 fue el peor año desde que existen registros, con una superficie quemada 2,6 veces superior a la media. Los llamados grandes incendios forestales (GIF), aquellos que superan las 500 hectáreas, apenas representan el 0,2% de los siniestros, pero concentran cerca del 50% de la superficie arrasada. La acumulación de biomasa —ramas, leña, árboles muertos y material vegetal seco— está directamente relacionada con la intensidad de las llamas, que en muchos casos superan los 10.000 kW/m, un umbral que hace imposible la extinción.

Un recurso infrautilizado

España cuenta con 28,4 millones de hectáreas de superficie forestal, el 56% del territorio nacional, lo que le convierte en el segundo país de la Unión Europea en extensión boscosa, solo por detrás de Suecia. Sin embargo, apenas se aprovecha un 35% del crecimiento anual de madera en los montes, muy por debajo de la media europea (61%). Esto se traduce en 22 millones de toneladas de madera que cada año se acumulan como combustible natural para los incendios.

Aprovechar la biomasa podría reducir la superficie quemada hasta en un 60%
España es el tercer país de Europa con mayor superficie boscosa y el noveno en la utilización de sus recursos.

El informe de CRECEMOS plantea que un mayor aprovechamiento de la biomasa tendría beneficios ambientales, energéticos y socioeconómicos. Si España alcanzara los niveles europeos de uso forestal, se podrían movilizar hasta 9 millones de toneladas adicionales al año. En un escenario más moderado, un millón de toneladas de biomasa movilizada anualmente ya permitiría producir 440.000 toneladas de combustibles renovables, atraer 1.600 millones de euros en inversiones y crear entre 2.500 y 3.500 empleos directos e indirectos, sobre todo en áreas rurales afectadas por la despoblación.

Menos incendios, menos emisiones

Los incendios forestales suponen también un enorme coste climático. En 2022, las llamas liberaron en España cinco millones de toneladas de CO2, el equivalente a las emisiones anuales de más de dos millones de automóviles. El uso energético de la biomasa, considerado neutro en carbono, permitiría evitar la liberación de al menos 580.000 toneladas de CO2 al año gracias a la sustitución de combustibles fósiles, además de reducir la magnitud de los incendios.

La legislación española y europea respalda esta estrategia. La Ley de Montes de 2003 obliga a incluir el aprovechamiento energético de la biomasa en los planes de ordenación forestal, y el Real Decreto-Ley 11/2005 insta a las comunidades autónomas a elaborar planes de uso de biomasa residual. A nivel comunitario, la reciente revisión de la Directiva sobre Energías Renovables (RED), que los Estados miembros deberán transponer antes de mayo de 2025, promueve explícitamente el uso de biomasa para limpiar montes y reducir el riesgo de incendios.

El informe de CRECEMOS señala que tanto las administraciones públicas como asociaciones de biomasa y organizaciones ecologistas coinciden en que el aprovechamiento sostenible de los bosques es vital para adaptar los ecosistemas al cambio climático y frenar la virulencia de los incendios. Además de su impacto ambiental, la valorización energética de la biomasa permitiría reactivar la economía rural, generar empleo local y disminuir la dependencia de combustibles fósiles importados.

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