El 28 de abril de 2025, un apagón masivo dejó sin electricidad a millones de ciudadanos en España. Aunque aún no se han identificado causas definitivas, el grupo de investigación LEMUR de la Universidad de Oviedo ha revelado datos que apuntan a condiciones técnicas críticas en el sistema eléctrico nacional en el momento del fallo. Una de ellas: el sistema operaba con un 30% menos de inercia que el mínimo recomendado por ENTSO-E, la Red Europea de Gestores de Redes de Transporte de Electricidad.
La inercia eléctrica representa la capacidad del sistema para resistir cambios bruscos en la frecuencia de la red, actuando como un amortiguador frente a perturbaciones repentinas. Se mide en segundos e indica cuánto tiempo tardaría en disiparse la energía cinética acumulada en los grandes generadores rotatorios —como los de las centrales térmicas— si se interrumpiera de golpe la generación. Una red con baja inercia es extremadamente vulnerable: tiene menos margen de maniobra para estabilizarse ante caídas o picos de carga.
Sin embargo, Red Eléctrica de España (REE) niega que el sistema estuviera operando por debajo de los valores recomendados. “No es cierto que el sistema tuviese menos inercia que la que recomienda ENTSO-E”, han asegurado fuentes de la compañía a El Periódico de la Energía.
Muy por debajo de los estándares recomendados
El informe preliminar de LEMUR revela que, durante el apagón, la inercia de la red rondaba los 1,3 segundos, muy por debajo de los estándares recomendados. Este valor no era inédito, pero sí preocupante, especialmente por coincidir con oscilaciones subsíncronas inusualmente fuertes, detectadas a partir de las 12:13 horas, y que se intensificaron minutos antes del colapso total de la frecuencia en la península ibérica.
Según el estudio, la energía nuclear aportaba el 50% de la inercia del sistema, a pesar de que solo dos de los siete reactores españoles funcionaban al 100%. A las 12:32:57, se detectó una brusca caída de frecuencia tras una pérdida repentina de generación —tal y como se sabe hasta ahora, por la desconexión de tres centrales en el suroeste peninsular—.
En apenas cinco segundos, se perdieron unos 15 GW de capacidad. Poco después, el sistema ibérico quedó aislado de la red europea, incapaz de sostener su frecuencia. A pesar de que el RoCoF (tasa de cambio de frecuencia) se mantuvo dentro de los límites legales en las mediciones disponibles, la red no logró estabilizarse.
Miguel
16/05/2025