La historia de la energía solar en Europa es larga y complicada. Aunque considerada la cuna del movimiento de la energía solar por muchos, el continente ha visto cómo su dominio se desvanecía en la última década y media.
Por desgracia, como estamos viendo muy claramente hace unos meses, a medida que la capacidad de producción de energía solar fotovoltaica de Europa se desvanecía, también lo hacía nuestra seguridad energética. La inesperada invasión rusa de Ucrania bastó para desestabilizar los mercados energéticos del continente. Es difícil argumentar que las decisiones políticas no estuvieron detrás de lo que en última instancia condujo a una dependencia excesiva del petróleo y el gas rusos, especialmente cuando se observan los datos en torno a la industria solar europea, que apuntan a un claro colapso a principios de la década pasada.
Uno de los principales desencadenantes de los problemas energéticos de Europa es su excesiva dependencia del petróleo y el gas rusos. Un gran fallo depender de un país dirigido por un líder sin control, ¿o no? Aunque la magnitud de este riesgo es significativa, parece que a menudo no se le presta la debida atención. No estoy sugiriendo una cruzada contra la industria solar china, sino que el objetivo debería ser crear industrias solares regionales más completas, no sólo en Europa, sino en todo el mundo.
Proyectos
Afortunadamente, no sólo estamos viendo un crecimiento de la capacidad instalada anual, sino que podríamos estar asistiendo al comienzo de una industria europea de fabricación de energía solar revitalizada. El mes pasado, el gigante italiano de los servicios públicos Enel anunció la ampliación de su fábrica de paneles solares 3Sun en Sicilia a la impresionante cifra de 3 GW anuales. Será la primera Gigafactoría solar de Europa y servirá como prueba de concepto para producir paneles tecnológicos avanzados que puedan competir tanto en costes como en rendimiento.
Y afortunadamente, éste no es el único proyecto ambicioso de fabricación solar que se está desarrollando en nuestro continente. El gigante energético español Iberdrola acaba de anunciar su intención de asociarse con Exiom Solution para construir una fábrica de módulos solares en Langreo (España). Aunque aún no se han dado a conocer los detalles exactos de la capacidad, la empresa ha dicho que será una de las primeras fábricas solares "a escala industrial" de Europa.
Por supuesto, la fabricación es sólo una parte de la receta, pero si nos fijamos en los últimos años, se puede suponer que la construcción de fábricas propias de energía solar fotovoltaica en Europa representa la segunda gota que colma el vaso.
Las instalaciones fotovoltaicas en 2022 fueron las más altas registradas en Europa, alcanzando los 41,4 GW en el continente, un impresionante aumento del 47% respecto a 2021. Es evidente que existe el deseo de construir más paneles y de avanzar hacia un sistema energético cada vez más sostenible. Aunque todavía existe una brecha considerable, es de esperar que pronto empecemos a ver que las cifras de fabricación de Europa se aproximan más a las de instalación.
Seguridad energética
Pero, ¿qué efecto tendría esto en los mercados energéticos europeos? En primer lugar, contribuiría en gran medida a aumentar la seguridad energética del continente. Europa ya cometió una vez el error de basar su sistema energético en una única ficha, y ya estamos notando sus efectos. Un sistema fotovoltaico solar más integrado, con una cadena de valor totalmente nacional, aislaría al continente de acontecimientos externos y lo haría mucho más resistente, y ese es sólo uno de los muchos beneficios.
Una industria solar europea más desarrollada no sólo sería más sostenible que una que sigue dependiendo en gran medida de los combustibles fósiles, sino que también sería mucho más sostenible que seguir abasteciéndose de paneles en el extranjero. No hay que descartar la reducción de las considerables emisiones derivadas del transporte de paneles por todo el mundo. De hecho, si se tiene en cuenta la mayor parte de la cadena de valor que vuelve a casa, el ahorro de emisiones puede ser bastante sustancial.
En definitiva, son innumerables las ventajas de que Europa restablezca su industria de fabricación de energía solar, que en su día fue de primera categoría. La mayor integración resultante que se puede lograr como industria puede ayudar a permitir un despliegue más rápido y más amplio en toda Europa, ayudando no sólo a descarbonizar el suministro final de energía, sino toda la cadena de valor conectada.
Independencia
El invierno pasado nos abrió los ojos a la hora de comprender las necesidades y limitaciones a largo plazo del sistema energético europeo. La energía solar ofrece una oportunidad fantástica para construir un sistema energético más resistente y sostenible en Europa, pero también es importante asegurarse de que no caemos en un problema de dependencia excesiva de los paneles fabricados en Asia, como nos ocurrió con el petróleo y el gas rusos. Uno de los grandes beneficios de las energías renovables siempre ha sido la oportunidad de descentralizar y permitir que más regiones tengan autonomía sobre sus fuentes de energía: una industria solar europea revitalizada podría hacer precisamente eso.
Los grandes avances que hemos visto en las instalaciones solares europeas en los últimos años, así como el creciente deseo de traer la producción a casa, son grandes señales para el futuro. Europa debería poner aún más de relieve la importancia de la seguridad energética, y las tendencias de inversión en el continente deberían seguirle. Una industria solar europea revitalizada podría reportar beneficios económicos de gran alcance al continente, y es de esperar que lo que estamos viendo ahora sea el principio de todo ello.
Timo Moeller es Vicepresidente y Director General de NovaSource Power Services EMEA
galan
15/06/2023