A pesar de que la Agencia Internacional de la Energía espera un precio del petróleo más bajo para el 2026, habría factores que apoyarían una mayor desconexión entre las acciones y precio del petróleo.
Las predicciones de la Agencia Internacional de la Energía (IEA) apuntan a un precio medio de $55 por el barril de Brent en el primer trimestre del año. Además, esperan que el precio se mantenga en torno a esta predicción durante el resto de trimestres. Teniendo en cuenta un precio del barril de Brent a casi $62 a precios actuales, esta estimación implicaría otra caída de un 10% con respecto al precio de inicio del 2026, comparado con una caída de casi el 16% durante el 2025.
Como ha demostrado el 2025, la cotización de las petroleras europeas no está necesariamente ligado a la evolución del precio del petróleo. La buena evolución en Bolsa de algunas petroleras durante el 2025 ha estado marcada por otros factores más específicos a cada una de ellas. De cara al 2026 no hay ninguna razón que justifique que esta desconexión entre el precio del petróleo y la cotización de las petroleras europeas no se mantenga.
Por lo tanto, las expectativas del sector para el 2026 estarán determinadas por la continuidad de varios factores comunes a una o varias de las empresas integrantes del sector. Se enumeran cuatro de los grandes bloques de factores que impacten positiva o negativamente al sector.
Un escenario de menores precios del petróleo beneficia a los márgenes de refino
Una característica que tienen en común los valores que mejor lo han hecho durante el 2025 ha sido su alta exposición a actividades ‘’downstream’’ (refino y comercialización). Las acciones de Repsol han subido un 36% en lo que va de año, mientras que la austriaca OMV ha subido un 27% y ENI un 23% en el año.
No hay ninguna razón para que estas empresas sigan beneficiándose, en un escenario de precios del petróleo más bajos, del lapso temporal de translación de menores precios del petróleo a clientes finales durante el 2026, a través de mayores márgenes de refino o un mayor ‘’crack spread’’, y mayores márgenes de comercialización.
No es el caso de petroleras con estructuras más integradas verticalmente, con pesos más equilibrados entre la contribución al beneficio operativo de actividades ‘’upstream’’ y ‘’downstream’’. Este sería el caso de Shell y BP, que han tenido una evolución menos favorable que las más expuestas a’’downstream’’. Shell lleva únicamente in 9,8% de revalorización en el año y BP un 9%. En estos dos casos, el reto del 2026 va a ser la racionalización de costes y restructuración de sus carteras.
Dependencia de la producción de gas y reequilibrio del mercado del gas
La mayoría de las revisiones al alza en niveles de producción de hidrocarburos que hemos visto durante el 2025 han sido justificadas por incrementos de producción en gas. Esto ocurre en un momento donde la Unión Europea ha puesto presión para que se acabe con la dependencia de las importaciones de gas licuado ruso.
Este cambio de suministradores va a seguir demandando mayor suministro de gas de las petroleras europeas y va a acelerar la búsqueda de nuevos suministradores también durante el 2026, en un escenario favorable para el consumo de gas por la caída de los precios del gas. El 1 de marzo del 2026 es la fecha límite para que los diferentes estados miembros de la Unión Europea presenten en Bruselas sus planes de diversificación energética, que hagan posible el fin de los suministros rusos de gas licuado y por gasoducto antes del cierre del 2027.
En base a la información de la IEA, en estos momentos estarían en construcción y preparados para producir el año que viene un total de proyectos que representarían 38.6 millones de toneladas por año de producción adicional de gas. La mayoría de los proyectos estarían liderados por Estados Unidos, como por ejemplo los proyectos del segundo tren de Golden Pass y la tercera fase de Corpus Christi de Cheniere, que serán candidatos naturales a sustituir los contratos de gas licuado ruso, con un total de 12,4 millones de toneladas por año de nueva producción de gas entre los dos proyectos.
Asignación eficiente del capital y descarbonización
El refuerzo de la política de diversificación va a seguir siendo un tema a seguir en el 2026. La venta de participaciones en sus filiales Plenitude y Enilive por parte de ENI en 2025 ha contribuido, entre otros factores, al despunte de las acciones de la petrolera italiana respecto a sus competidores Shell y BP durante este año.
Durante 2025 hemos visto muchas iniciativas de petroleras que han reducido sus estimaciones de inversiones netas anuales, mediante incrementos de desinversiones en negocios no estratégicos, que en la mayoría de los casos se refieren a reciclar dinero invertido en renovables.
Durante el 2026, el mercado va a seguir premiando este tipo de políticas, por cuestiones relacionadas a la rentabilidad de estas inversiones y la capacidad del sector de obtener mayores rentabilidades que sus competidores eléctricos. Este sería el caso de Equinor, cuyas acciones han caído un 11% en lo que va de año, caída justificada en parte por el desplome del 63% de las acciones de su participada Orsted.
Incertidumbres políticas se mantienen en el 2026
El 15 y el 22 de marzo del 2026 Francia celebrará elecciones municipales en todo el territorio. Adicionalmente, en septiembre del 2026 Francia tiene elecciones para asignar a los 178 miembros del Parlamento. Con un gobierno todavía en minoría, el año 2026 se presenta otra vez como un año con grandes incertidumbres políticas.
Este ha sido uno de los principales factores que ha pesado sobre las acciones de TotalEnergies durante el 2025, con una revalorización en lo que va de año del 5,5%, el tercer peor valor del sector, por detrás de la mayoría de petroleras integradas y muy por detrás de las acciones de petroleras con fuerte exposición a ‘’downstream’’.






Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios