La Fiscalía Anticorrupción pide 42 años de cárcel para el exjefe de Seguridad de Iberdrola Antonio Asenjo por delitos de cohecho, revelación de secretos y falsedad documental en relación a los encargos realizados a empresas vinculadas al excomisario José Manuel Villarejo.
Se trata de la pieza separada del caso Tandem, que investigaba si Iberdrola contrató al excomisario por un millón de euros entre 2004 y 2012 para, entre otras cosas, infiltrarse en plataformas contrarias a sus intereses o investigar a un accionista crítico con su gestión.
Por estos hechos también están acusados Villarejo, para el que Anticorrrupción pide la pena más alta (59 años de cárcel), y su socio en la empresa Cenyt Rafael Redondo, para el que reclama 50 años y medio de prisión.
En su escrito, al que ha tenido acceso EFE, la Fiscalía pide también que los tres indemnicen de forma conjunta en cantidades que oscilan entre los 15.000 y 60.000 euros a la decena de personas afectadas por la revelación de secretos que se les imputa.
Cantidades que suman casi 300.000 euros en concepto de responsabilidad civil y de las que la Fiscalía pide que respondan de forma susbsidiaria Iberdrola y la Administración General del Estado.
Además, el fiscal pide decretar el decomiso de los 1,45 millones de euros abonados por el Grupo Iberdrola al Grupo Cenyt por la ejecución de los diferentes proyectos de investigación.
El caso Villarejo
En octubre de 2023, la sala de lo penal de la Audiencia Nacional rechazó un recurso de la Fiscalía Anticorrupción y ratificó el sobreseimiento libre para el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, en la causa, si bien situó a la eléctrica y a la Administración como responsables civiles subsidiarios.
Según relata la Fiscalía, entre 2004 y 2011 Antonio Asenjo, en su condición de director de seguridad del Grupo Iberdrola y con pleno conocimiento de que José Manuel Villarejo Pérez se encontraba en servicio activo como comisario del Cuerpo Nacional de Policía encargó a éste diferentes investigaciones sobre hechos que afectaban directamente a la compañía Iberdrola.
El objeto de las investigaciones encargadas era obtener información sobre personas físicas y jurídicas que pudiera ser utilizada por la compañía para la defensa de sus intereses.
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