El fracking está cerca de cumplir 160 años. Dicen que en 1860 se iniciaron las primeras probaturas de esta forma de producir hidrocarburos. Fue a través de inyecciones con nitroglicerina. En 1930 se empezaron a utilizar ácidos en lugar de materiales explosivos, pero es en 1947 cuando se estudia por primera vez la posibilidad de utilizar agua. Este método empezó a aplicarse industrialmente en 1949 por la empresa Stanolind Oil.
Actualmente se considera a George P. Mitchell como el padre de la moderna industria del fracking, al conseguir su viabilidad económica en el yacimiento conocido como Barnett Shale, reduciendo sus costes hasta los 4 dólares por millón de BTU. Su empresa, Mitchell Energy, consiguió la primera fracturación hidráulica comercial en 1998.
Pero no es hasta 2005 cuando se produce el mayor empuje a esta industria. El 8 de agosto, el presidente de EEUU, George, W. Bush, promulgó la Energy Policy Act of 2005, la norma con la que se dio vía libre a la extracción de hidrocarburos a través de la fracturación hidráulica.
En esta ley, EEUU eximió a las empresas petroleras de pasar por el aro de las duras normas medioambientales. El uso de productos químicos para sacar el gas del subsuelo se libraba de tener que cumplir por ejemplo la Ley de Aire Limpio, la Ley de Agua Limpia, la Ley de Agua Potable o la Ley de Responsabilidad Medioambiental (CERCLA).
En EEUU se conoció esta exención como La Escapatoria Halliburton, un vacío legal que daba total libertad a la potente industria petrolera para pinchar y fracturar el suelo norteamericano sin miramiento alguno. El culpable de ello fue el que por entonces era vicepresidente, Dick Cheney, que anteriormente fue presidente ejecutivo de la petrolera Halliburton. Las cosas de la política norteamericana.
Esta norma, para bien o para mal, ha cambiado el mundo. El fracking ha sido una revolución energética. Los partidarios de la fracturación hidráulica argumentan el éxito en los cuantiosos beneficios económicos que ha provocado en los últimos años. Luego los repasamo. Pero esta tecnología tiene los más acérrimos detractores, que basan su ataque contra el fracking por los numerosos daños ambientales.
Beneficios económicos
¿Por qué ha cambiado el mundo? El mundo ya no es lo que era. La superproducción de hidrocarburos no convencionales por parte de EEUU han convertido a la primera potencia económica del mundo en el actor principal del sector del petróleo. ¿Quién lo iba a decir? Ya es el primer productor mundial de hidrocarburos. Ha pasado de ser el mayor importador de hidrocarburos a exportar. El cambio es sustancialmente radical para la economía norteamericana.
Por ejemplo, el actual presidente de EEUU, Barack Obama, que ahora se preocupa tanto por el medio ambiente, dio el visto bueno a la Energy Policy Act de 2005, mientras que por ejemplo Hillary Clinton fue una de las mayores detractoras de la normativa. Pues Obama ha asegurado en más de una ocasión que EEUU ha salido tan rápido de la crisis económica gracias a la industria del fracking.
Unos datos: en 2012 se crearon gracias a los hidrocarburos no convencionales extraídos a través de la fractura hidráulica 2,1 millones de empleos y contribuyó en 283.000 millones de dólares a su economía. Un informe de la propia industria del fracking va más lejos: se crearán 3,3 millones de nuevos empleos y sumará 468.000 millones de dólares al crecimiento de Estados Unidos al final de la década.
Pero ojo, una investigación que publicó The New York Times en 2011 aseguraba que los datos están intencionadamente inflados por la industria petrolera. ¿Habrá tanto shale oil y shale gas como dicen? ¿Es el fracking una burbuja?
El caso es que de momento, incluso con un barril de petróleo tan barato, la industria del fracking se ha puesto las pilas y continúa adelante, eso sí, habiendo pasado por problemas y algún cierre de empresa que otro. El fracking ha hecho además reducir el precio del gas a cifras que nunca se habían visto, lo que conlleva una reducción de los costes energéticos para muchas empresas e industrias. Un problema resuelto en EEUU con el fracking pero que en Europa mantiene en vilo a toda la industria.
Guerra por el petróleo
La llegada del fracking ha repercutido de una manera inimaginable en el mercado del oro negro. El exceso de oferta ha llevado a Arabia Saudí a atacar a sus contrincantes por hacerse con el trono del petróleo. Inició hace casi un año un ataque contra el fracking, es decir, EEUU y contra Rusia, haciendo bajar el precio del barril al entorno de los 50 dólares, incluso por debajo. Casi un año después, el precio ha vuelto a bajar y ronda esos niveles.
Desde Arabia Saudí se afirmó que se quería hacer daño a la industria del fracking que había conseguido bajar el precio en EEUU, su principal comprador. Pero el ataque no ha sido suficiente para acabar con esta industria. Ha hecho daño, ha obligado a las empresas a replantearse el negocio y a reestructurarse drásticamente, pero EEUU sigue siendo el rey del shale oil.
Repercusiones medioambientales
Han sido cuantiosos los informes contrarios al fracking por su irreversible daño al medio ambiente. El lobby verde ha sido su principal detractor. Aseguran que existe un elevado riesgo de contaminación de acuíferos, la emisión de contaminantes que afectan la calidad del aire, la posible elevación a la superficie de gases y componentes químicos utilizados durante el proceso, los riesgos de vertido debido a la inadecuada gestión de los residuos, y los efectos que puedan tener en el entorno natural y la salud humana, por no hablar de la sismicidad inducida en los territorios cercanos.
La pregunta que se debería hacer todo el mundo es si uno estaría dispuesto a beber agua de un grifo cuya agua procede de una zona donde se realiza la fracturación hidráulica. Seguramente se lo pensaría dos veces. El caso es que en EEUU se han preferido los beneficios económicos a los posibles daños medioambientales. En otras partes del mundo no es así.
Incipiente en España
Es cierto que el shale oil y el shale gas no se desarrolla en todo el mundo como en EEUU. Hay zonas con potentes reservas como Argentina o Polonia, pero existen recursos en muchos países, incluso en España. El fracking en España es incipiente. Todavía no se ha empezado a desarrollar aunque ya se está trabajando en varias zonas de Burgos, Álava o Cantabria.
El actual Gobierno quiere impulsar el fracking como sea. Soria ha asegurado en más de una ocasión que sería de tontos no explorar el subsuelo por si hay hidrocarburos. Han tumbado todas las normas antifracking de las distintas CCAA que lo han querido prohibir. El Gobierno tiene la sartén por el mango. Ya se están realizando los estudios medioambientales pertinentes que asegurarían su producción sin daño alguno para el medio y la salud humana.
La industria del fracking sabe que si al final produce shale gas o shale oil en España será bajo la más estricta normativa medioambiental. Y aun así está dispuesta a continuar. Sin embargo en otros países se ha encontrado con una oposición mucho más dura. La prohibición del fracking se ha extendido por muchos países, que prefieren no arriesgarse a obtener beneficios económicos. Cada uno es libre de hacer lo que quiera en su casa. El tiempo pone a cada uno en su sitio. De momento, el boom del fracking ya ha cumplido 10 años, y no parece que vaya a acabarse en los próximos 10.
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