Los proyectos de energía renovable deben funcionar con la precisión de un reloj, pero la capacidad instalada es solo la esfera visible. Es la gestión de activos la que asegura que todas las piezas internas trabajen juntas para ofrecer un rendimiento duradero y preciso a lo largo del tiempo. Instalamos megavatios de capacidad, construimos complejas infraestructuras de conexión, pero sin una gestión adecuada, estos activos pierden eficiencia.
La gestión de activos es un servicio estratégico que no solo preserva el valor de las inversiones iniciales, sino que garantiza también la sostenibilidad a largo plazo de los proyectos renovables. En los últimos meses, la producción de electricidad a partir de energías renovables en España ha alcanzado un hito histórico, representando ya el 57,3% del total. Este avance es prometedor, pero para alcanzar la neutralidad climática en 2050, es crucial enfocarse, también, en la gestión de activos, una fase a menudo subestimada pero vital en cualquier proyecto renovable.
Operación de las plantas
La fase de operación, cuando las plantas están activas produciendo energía, es especialmente delicada. Con una vida útil estimada de 25 a 30 años para proyectos solares y eólicos, optimizar el rendimiento y prolongar la vida útil de los equipos e infraestructuras se antoja esencial y fundamental. Esto se traduce en mayor eficiencia, disponibilidad y rentabilidad. En otras palabras: una gestión de activos adecuada permite maximizar la energía generada, reducir pérdidas y contribuir a la estabilidad energética del sistema.
En el sector de las energías renovables, los activos operan en condiciones desafiantes: desde parques solares bajo intensa radiación hasta parques eólicos en ubicaciones remotas. La eficiencia operativa es clave para la rentabilidad, y aquí los profesionales especializados en gestión de activos juegan un papel indispensable, aunque a menudo poco reconocido.
Además, las infraestructuras de conexión eléctrica, vitales para transportar la energía generada hasta los consumidores, requieren atención constante. Aunque se celebra como un hito técnico en la planificación, su mantenimiento es esencial para evitar cuellos de botella e interrupciones en su disponibilidad, a fin de poder exportar la energía generada en cada momento, pilar fundamental para cumplir el plan de negocio sobre el que se desarrolla cada proyecto de generación.
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