La carrera electoral en Estados Unidos para llegar a la Casa Blanca llegará a su fin el próximo 8 de noviembre y por el momento las apuestas apuntan a la demócrata Hillary Clinton y al republicano Donald Trump como principales candidatos.
Tradicionalmente la diferencia entre los dos partidos políticos es que el demócrata es considerado como liberal (de izquierda) y el republicano, conservador (derecha). ¿Pero cuál es la política energética que propone cada uno de ellos? ¿Hay diferencias entre Clinton y Trump? Sí, hay diferencias y abismales.
La demócrata Hillary Clinton
Como posible heredera de la política de Barack Obama, para Hillary el cambio climático es una amenaza urgente y un reto de nuestro tiempo, por eso propone un plan para hacer frente a ella: conseguir que Estados Unidos sea la mayor superpotencia en el desarrollo de energías renovables del mundo. Por eso, si llega a la Casa Blanca fijará los siguientes objetivos nacionales a conseguir en los próximos diez años:
- Generar suficiente energía renovable para alimentar a todos los hogares de Estados Unidos, con 500 millones de paneles solares instalados al finalizar la primera Legislatura (cuatro años).
- **Reducir un tercio el gasto energético **en hogares, escuelas, hospitales y oficinas apostando por políticas de eficiencia energética.
- Reducir un tercio el consumo de petróleo sustituyéndolo por combustibles más limpios y vehículos más eficientes.
- Reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 30% en 2025 con respecto a los niveles de 2005 y adoptar medidas para reducir las emisiones en más de un 80% para 2050. Según Hillary, su plan servirá de catalizador para nuevas inversiones y oportunidades económicas en todo el país, creando cientos de miles de nuevos puestos de trabajo, reduciendo las facturas energéticas y, por tanto, ahorrando dinero a las familias, y mejorando la calidad de vida de las personas al reducir la contaminación.
Para la promoción y desarrollo de las renovables, propone destinar 60.000 millones de dólares para dotar de herramientas a los Estados, ciudades y comunidades rurales que además servirán para la reducción de las emisiones de CO2.
También pretende invertir en nueva infraestructura energética más limpia y más segura, desbloquear las nuevas inversiones, establecer un pacto por el clima con Canadá y México que acelere el desarrollo de las renovables en todo el continente y terminar con el despilfarro que suponen los subsidios fiscales para las compañías petroleras y gasísticas. Sin embargo, hace un capítulo especial para las comarcas mineras de carbón. Como en sus planes se reduce el uso de los combustibles fósiles, destinaría 30.000 millones de dólares a esas zonas para iniciar una transición que revitalice su economía y les asegure un futuro a los mineros, centrales térmicas y sectores secundarios implicados.
El republicano Donald Trump
Trump es un magnate de los negocios, un inversor, un escritor y una estrella de la televisión, pero parece que en política energética anda un poco despistado. No tiene una política coherente en materia de energía y clima, y sus declaraciones públicas no han hecho sino empeorarlo.
Por el momento, se desconoce el equipo que le asesora en estos temas pero ya ha dicho que, como presidente, recortará la financiación de la EPA (Environmental Protection Agency).
Respecto a los combustibles fósiles, ha hecho referencia en varias ocasiones a que el petróleo es "la 'sangre' de nuestra nación y el mercado de trabajo", y considera que EEUU es el hazmerreír de los líderes de la OPEP y Arabia Saudí, a quienes ha culpado de la volatilidad del precio del petróleo. También ha atacado al presidente Obama y a las Administraciones anteriores por no ver con antelación que el petróleo de Irak iba a ser utilizado por el autodenominado Estado Islámico, criticándoles no haber destruido los pozos de petróleo en Oriente Medio bajo la influencia de los fundamentalistas islámicos.
Y todo porque, según dice, "el presidente está más preocupado por contribuir a reducir la huella global de CO2". Es más, asegura que "todo eso del calentamiento global, de lo que habla Obama, es un engaño, se trata de una industria de hacer dinero, y mira, yo quiero el aire limpio, el agua limpia... pero no por eso vamos a destruir nuestros negocios... Y por cierto, China no está cumpliendo con su parte".
Y como el petróleo lo considera fundamental en la economía norteamericana, era de esperar su apoyo al fracking. De hecho, ha sugerido que la extracción y producción de gas natural en EEUU podría aumentar, aunque no ha hecho planes concretos al respecto.
"Cuando habláis del planeta, todo es tan grande ahí fuera, nosotros estamos aquí, los otros países están allí... es como si fueran nuestros vecinos de la puerta de al lado, sí, es cierto, si miramos al Universo. Por cierto, Miss Universo me hizo una vez una oferta cuando supo que era rico". Con afirmaciones como ésta, no se puede decir más.
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