El presidente francés, François Hollande, aplazó el cierre de la central nuclear de Fessenheim, la más antigua del país, al menos a 2018, cuando su promesa electoral era hacerlo en 2016, es decir durante su mandato.
Hollande, en una entrevista publicada por Le Parisien Magazine, justificó ese aplazamiento en la clausura de Fessenheim porque la construcción del nuevo reactor atómico de tecnología EPR en la central de Flamanville, en la costa de Normandía, "se ha retrasado mucho" y su puesta en marcha ahora no está prevista hasta finales de 2018.
No obstante, aseguró que "lo que importa es activar todos los procedimientos para cerrar Fessenheim. Es lo que hacemos. Entonces se podrá decir que es irreversible".
Su ministra de Ecología, Ségolène Royal, el pasado día 8 ya había vinculado el fin de la actividad del complejo de Fessenheim, en Alsacia (noreste) a la apertura de la de Flamanville, y que tras la asunción de nuevos retrasos por la eléctrica EDF no entrará en servicio hasta finales de 2018.
Royal explicó entonces que la ley sobre la transición energética establece "un techo de la producción energía nuclear de 63,2 gigavatios, lo que significa que cuando Flamanville abra, Fessenheim tendrá que cerrar".
El primero de los dos reactores de este complejo ubicado a orillas del Rin, junto a la frontera alemana, empezó a producir electricidad en marzo de 1977.
Francia tiene en total 58 reactores en funcionamiento, que proporcionan el 80 % de la electricidad generada.
Hollande pretende disminuir el peso relativo del sector nuclear en la producción de electricidad al 50 % en el horizonte de 2025.
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