Hoy en día, la expatriación se ha convertido en una opción recurrente para profesionales de todo el mundo que encuentran fuera de las fronteras de su país una oportunidad laboral más atractiva. En España, esta tendencia se hace especialmente visible en los perfiles ingenieros, en cuyo caso la expatriación es hasta un 40% más frecuente.
En el caso de nuestro país, esta inclinación de profesionales del mundo de la ingeniería a trabajar en el extranjero viene dada por la disminución, en los últimos años, del número de proyectos llevados a cabo dentro de este sector y porque hay una tendencia muy marcada de globalización; así por ejemplo, es común encontrarse con casos de empresas españolas que llevan proyectos de empresas europeas en oriente medio. Mientras que en España los grandes proyectos dentro del sector energético, oil&gas y civil se han reducido hasta en un 80%, en la zona de América y Oriente Medio se mantienen muy potentes, lo que se traduce en mayores oportunidades de trabajo para los profesionales del sector.
Respecto al tipo de ingeniero que suele expatriarse desde España, principalmente se trata de perfiles de la rama de construcción, muy cualificados y con edades que varían desde los 25 a los 65 años. En el caso de los perfiles senior hay posiciones que están más relacionadas con las labores desarrolladas en el lugar del proyecto o que por su experiencia y reconocimiento son demandados por empresas de otros países. Los perfiles más junior salen como expatriados generalmente cuando han estado trabajando en un proyecto extranjero desde España, que cuando va a dar comienzo la construcción, son enviados al país de destino para supervisar alguna parte del proyecto.
Sin embargo, aunque la expatriación sea una práctica común en la actualidad y casi todo el mundo conoce el caso de algún conocido/a que ha optado por ella, no es tan frecuente que la gente conozca todas las implicaciones que esta condición conlleva. Salarios, destinos, ventajas o facilidades de retorno son algunos de los aspectos que el profesional en cuestión debe estudiar con detenimiento antes de tomar esta gran decisión.
Uno de los primeros factores a tener en cuenta son los pros y los contras que supone para un ingeniero español irse a trabajar fuera. A nivel laboral y sobre todo personal, conocer nuevas culturas, pensamientos y en este caso formas de trabajar, siempre aportará experiencia, lo que en sí mismo ya es un beneficio. Pero además, una de las ventajas tangibles más evidentes suele ser un aumento considerable del salario. Al sueldo base anual del ingeniero, las empresas suelen abonar un plus por expatriación que puede variar desde un 30% hasta un 80% de su salario bruto anual. En muchos casos las empresas se encargan también de cubrir todos los gastos derivados del coste de la vida en el país de destino, donde van incluidas dietas, vivienda o transporte. Todo esto irá determinado en gran medida por la empresa contratante y la posición que se ostente.
Además, existen distintos tipos de pagos en función del tipo de proyecto o la zona geográfica de destino. Cuando el proyecto está alejado de poblaciones o el país de destino tiene un índice alto de peligrosidad, el empleado suele recibir un plus como compensación por las dificultades, muchas veces emocionales, a las que deben enfrentarse al estar en un ambiente tan diferente al habitual. La empresa también puede ofrecer otro tipo de compensación económica a sus empleados expatriados por finalización del proyecto, denominado “loyalty bonus” que suele ser un 10% de su salario anual incluyendo dietas y los bonus por expatriación. En cuanto al tipo de remuneración, existen aquellos contratos en los que se establece la moneda del país emisor y en muchos otros se paga en moneda local del país de destino.
Si hablamos de las reticencias que encuentran los candidatos a la hora de expatriarse, la mayoría alegan motivos familiares y la falta de atractivo de algunos destinos, ya sea por la distancia de su ciudad de origen o por su situación en la zona donde trabajará. De esta forma, para un ingeniero español no supone lo mismo aceptar un proyecto en Bélgica, donde puede trasladarse con su familia, por proximidad y por ser un país con facilidades, a ir a un campamento base en un país lejano al que parte sin su familia.
Las oportunidades de retorno que encuentra un ingeniero expatriado varían según el tipo de cargo que desempeñe, el sector específico y los proyectos de la empresa para la que trabaje. Existen posiciones que, por el tipo de funciones, deben estar siempre en el lugar donde se construya un determinado proyecto y sus posibilidades de volver a casa son menores. En los casos en los que los ingenieros se van con proyectos que requieran una gran especialización, lo normal es que continúen trabajando en proyectos fuera de España por un par de décadas y finalmente vuelvan a la casa matriz. Hoy por hoy, la globalización del sector de ingeniería hace que la demanda de ciertos perfiles sea mucho más internacional.
En cuanto a la duración de los proyectos, suele oscilar entre los 2 y 3 años. Tras esto, el ingeniero suele moverse de un país a otro para después trabajar en la misma empresa en home office y por lo general, tras un periodo de 3 a 10 años, cambiar a otra. Existe una gran rotación entre los ingenieros expatriados ya que, al estar trabajando fuera, no se crea ese sentimiento de fidelidad con su empresa y suelen moverse atraídos por mejores proyectos.
Una de las condiciones que se incluyen en los contratos de expatriación, en el caso de obras, es el tiempo que los candidatos pasan en el país natal y el tiempo que pasan en el destino de obra, a lo que se le llama rotaciones. La relación de tiempo establecida en estos casos suele ser de 90-15 y 70-10 días. Esto significa que el trabajador pasa 3 meses en la obra y vuelve 15 días a su casa en el primer viaje, durante el resto del tiempo que dure la obra, se va 70 días y regresa a casa de 10 a 12 días. En el caso de proyectos offshore (plataformas en medio del mar) los contratos suelen incluir rotaciones de 2 semanas en la obra y 2 semanas en casa.
Estas largas temporadas lejos de su hogar y familiares son uno de los aspectos que más hacen mella en los ingenieros expatriados. Sin embargo, expatriarse supone una oportunidad excelente de crecimiento personal y profesional. Económicamente, un ingeniero trabajando fuera aunque tiene muchos sacrificios, logra un salto económico notorio que repercute tanto a corto como a largo plazo, una situación mucho más difícil de alcanzar trabajando en el propio país. Por ello la expatriación se ha convertido en la opción escogida por muchos profesionales del sector, aunque antes de aventurarse en este nuevo camino es importante sopesar cuidadosamente la decisión y tener claro lo que podemos esperar de esta nueva etapa.
Ismael Mora es Consultor Senior de la división Energía – Oil & Gas de ECB Engineering Firm
Deja tu comentario
Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Todos los campos son obligatorios