Japón aprobó este martes una revisión de su plan estratégico sobre el uso energético del hidrógeno que contempla elevar hasta 15 billones de yenes (100.260 millones de euros) el valor de las inversiones, públicas y privadas, en los próximos 15 años.
Bajo el renovado plan, que recibió este martes el visto bueno de los ministerios pertinentes, el país asiático planea también sextuplicar su volumen actual de suministro de hidrógeno, de 2 millones de toneladas a 12 millones para 2040.
Con esta revisión, el Gobierno central japonés espera despertar interés entre las empresas del sector privado para que se involucren más activamente en las iniciativas sobre hidrógeno, con el objetivo de lograr la comercialización de la generación energética a través de hidrógeno para 2030.
"Nos gustaría construir de forma estable una cadena de suministro de hidrógeno en Asia y la región del Indopacífico mediante la expansión de la tecnología japonesa, que ha sido líder mundial" en este ámbito, dijo hoy el ministro nipón de Economía, Comercio e Industria, Yasutoshi Nishimura, en una rueda de prensa recogida por la agencia local de noticias Kyodo.
El hidrógeno, fundamental
Dado que el hidrógeno no emite dióxido de carbono (CO2) ni otros gases de efecto invernadero al quemarse, Japón viene apostando por este recurso para fomentar su descarbonización para 2050, y en su último Libro Blanco sobre energía, publicado también este martes, el hidrógeno ha sido designado como un material clave para ello.
Pese a esta característica de su uso limpio, lo cierto es que las principales formas de producir el hidrógeno en sí son a través del carbón o el gas natural, que sí generan CO2 en su obtención.
Cómo capturar, almacenar o gestionar el CO2 sin liberarlo a la atmósfera durante la obtención del hidrógeno es un punto clave para la viabilidad de su extensión, dado su potencial en sectores como el automovilístico o el reciclaje de carbono.
El hidrógeno se emplea desde hace tiempo como combustible en la industria aeroespacial. Sus usos principales son el refinamiento de petróleo y la producción de químicos, pero su demanda en sectores generalistas como el transporte o la generación energética sigue siendo limitada, entre otros motivos por sus implicaciones ecológicas.
Japón también se ha mostrado partidario de apoyar la introducción del uso de combustibles sintéticos o el amoniaco para la energía, sectores que le ayudarían a potenciar su escasa industria energética, de la que depende en su mayoría de las importaciones.
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