La ministra de Finanzas de Irak, Taif Sami, firmó hoy un memorando con el encargado de negocios de la embajada de Japón en Bagdad, Masamoto Kenichi, para recibir un préstamo de 120.000 millones de yenes japonenes (unos 1.200 millones de dólares) destinado a la cuarta fase del desarrollo de la refinería de Basora, principal puerto del país a orillas del golfo Pérsico.
La agencia de noticias estatal iraquí, INA, detalló que este proyecto se centrará en "desarrollar la refinería actual de Basora con la instalación de una nueva estación de refinado para realizar el proceso de craqueo catalítico, que ayudará a convertir el petróleo restante en las estaciones en productos de alto valor".
Las relaciones entre Irak y Japón
El principal objetivo de esta inversión es aumentar la calidad de los productos derivados del petróleo, cerrar la brecha entre oferta y demanda, y aliviar la carga medioambiental en la nueva planta mediante la introducción de una unidad de desulfuración de gasóleo ligero.
Con la finalización de este proyecto, la refinería de Basora será el primer Complejo de Craqueo Catalítico Líquido (FCC) que producirá derivados del petróleo de alta calidad, como gasolina y diésel, siguiendo los estándares medioambientales internacionales, publicó INA.
De esta forma, Irak sigue desarrollando su industria petrolera gracias a la cual ingresó más de 9.000 millones de euros procedentes de las exportaciones de petróleo en octubre, cuando el barril de crudo iraquí se vendió a 88,5 dólares, según un comunicado oficial.
Este nuevo proyecto petrolífero iraquí pasa por alto las críticas de grupos ecologistas como Climate Action Network Europe, Greenpeace, WWF y Ecologistas en Acción, que lamentaron al cierre de la cumbre climática COP27 en la ciudad egipcia de Sharm el Sheij la falta de ambición para abandonar gradualmente los combustibles fósiles por la presión de los estados pretoleros.
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