La comunidad internacional ha conseguido en Katowice (Polonia) sentar las bases para que el Acuerdo de París de lucha contra el cambio climático esté plenamente operativo en 2020 con unas reglas de juego claramente definidas.
No fue fácil, porque estaba previsto que la cumbre finalizase el viernes por la tarde, pero la negociación de la letra más pequeña se prolongó en grupos de trabajo hasta última hora de ayer.
La plena operatividad del Acuerdo de París a partir de 2020 dará continuidad al Protocolo de Kioto que ha regido la lucha contra el cambio climático a nivel mundial desde 2005.
Arrancaba la cumbre de Katowice el 3 de diciembre con un objetivo, el de redactar esa "letra pequeña" que permita la implementación del Acuerdo de París, y el objetivo, a la vista del texto que han sellado los representantes de 197 países presentes en la cumbre, está cumplido.
El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, hablaba ayer de éxito en Polonia, y afirmaba que el documento consensuado en la cumbre de Katowice (COP24) "demuestra la resistencia del Acuerdo de París como hoja de ruta para la acción climática", frente a quienes cuestionan su validez.
"La comunidad internacional sigue comprometida en la lucha contra el cambio climático", escribía en su cuenta en una red social el presidente francés, Emmanuel Macron, quien como otros mandatarios celebraba el resultado de una cumbre que consigue dar un paso, no demasiado ambicioso, pero en definitiva un paso decidido hacia un mundo más verde.
Pero sobre la conferencia planeaba además otro reto: el de que la comunidad internacional estuviera a la altura de la ciencia, tras la proliferación de informes durante los últimos meses sobre las evidencias del cambio climático y los efectos catastróficos que tendrá una subida de las temperaturas superior a 1,5 grados.
El reto solo se ha alcanzado a medias, porque el texto final no recoge con toda la contundencia lo que muchos países, organismos internacionales y organizaciones sociales demandaban: la importancia y la trascendencia de avanzar hacia compromisos de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero más ambiciosos.
El Acuerdo de París (2015), que deberá entrar en vigor en 2020, estableció con nitidez una apuesta por la plena descarbonización de la economía mundial para reducir y neutralizar las emisiones de gases de efecto invernadero acumuladas en la atmósfera.
Pero también que los países podían y debían revisar al alza sus compromisos; el texto consensuado en Katowice reconoce la necesidad de que los países aumenten su ambición climática y hagan mayores esfuerzos para reducir las emisiones más dañinas, pero no incluye un compromiso firme ni vinculante en ese sentido.
Donde sí se puede decir que el acuerdo de Katowice ha dado un paso fundamental es en la cuestión de la transparencia, ya que establece un conjunto de reglas comunes a todos los países para que informen regularmente a la comunidad internacional de sus acciones climáticas.
Esto, que parece baladí, es muy importante ya que, como cada país decide sus propias acciones climáticas, era imperante contar con un sistema de información para que todos sepan lo que hace cada uno y se pueda saber si se cumplen los compromisos.
Uno de los asuntos más espinosos y que a punto ha estado de bloquear la negociación durante los últimos días en Katowice ha sido la forma que en la que el texto final recogía las conclusiones del último informe del panel intergubernamental de expertos en cambio climático (IPCC) de la ONU.
El informe, elaborado por el IPCC a petición de la propia Convención de Cambio Climático de la ONU, alertaba de la necesidad de acometer acciones "urgentes y sin precedentes" para limitar el aumento de la temperatura del planeta a 1,5 grados.
Frente a quienes han defendido durante la cumbre que el informe es ciencia y no se debe someter a debates políticos, algunos países han cuestionado el trabajo del IPCC y sus conclusiones y han pretendido que el texto final de Katowice no incluyera referencias específicas al mismo.
"La ciencia ha demostrado claramente que necesitamos una mayor ambición para derrotar el cambio climático", insistía ayer el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, en un mensaje lanzado a países como Estados Unidos, que durante la cumbre han cuestionado los resultados del informe del IPCC.
El documento final sí hace finalmente referencia a ese informe y a las conclusiones de los científicos, pero tampoco con la contundencia que muchos países hubieran deseado.
Y tampoco se pronuncia con contundencia el texto que sale de Polonia sobre la necesaria implicación y solidaridad de los países más ricos con los que son más vulnerables y frágiles frente al cambio climático, aquellos que ya han comenzado a sufrir de forma irremediable sus consecuencias.
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