Kilómetros y kilómetros de tuberías -algunas lo suficientemente altas como para que los camiones puedan pasar por debajo y las jirafas no se den en la cabeza- transportan el vapor del interior de la tierra volcánica del East African Rift de Kenia a las grandes centrales de energía. Este valle contiene una de las grietas más grandes del mundo, con una longitud de más de 5.900 kilómetros y de entre 48 a 64 kilómetros de ancho.
Y es que aprovechar la energía geotérmica de este territorio ha permitido que la generación eléctrica haya aumentado y por ende, el acceso de la población a la energía, según publica el New York Times.
Pero conseguir esta proeza se está convirtiendo en una auténtica lucha, y los promotores de las plantas de geotermia se enfrentan a grandes desafíos ambientales. Frente a ellos se extiende el infinito Parque Nacional Hell's Gate, donde cebras, búfalos, antílopes, mandriles y otros animales salvajes recorren un paisaje idílico de bosques, gargantas y volcanes cubiertos de hierba cerca de las costas del lago Naivasha.
Sobre el mismo paisaje ahora también serpentean tuberías.
Los Masais conocen desde hace tiempo las propiedades inusuales del suelo que tienen bajo sus pies. En los días fríos, se calientan cerca de los respiraderos que emiten columnas de vapor caliente. Kenia está utilizando cada vez más ese vapor para construir centrales térmicas que le permitan expandir la electricidad y potenciar su economía en rápido desarrollo.
El East African Rift es un parque, a unos 80 kilómetros de la capital, Nairobi, que se asienta sobre una gran fractura en la corteza terrestre que también atraviesa Tanzania, Uganda, Etiopía y otros países. La geotermia ya generó el 47% de la electricidad de Kenia en 2015, y la hidroeléctrica (casi el 35%) gran parte del resto.
Y es que esta energía renovable, muy poco desarrollada en el mundo, tiene mucha historia en Kenia. En 1985 ya se habían instalado 45 MW de potencia y 30 años después supera los 630 MW. Pero el crecimiento ha sido meteórico en los últimos años, solo en 2014 se pusieron en marcha 400 MW. Este crecimiento explosivo ha hecho que la geotermia sea una prometedora fuente de energía renovable para un país de 44 millones de personas que se espera duplique su población para el 2050.
Gran parte de la población de Kenia carece de electricidad; solo el 40% tiene acceso a un suministro seguro. Gran parte del continente africano tiene aún menos: alrededor del 25%. Aunque África alberga al 16% de la población mundial, consume solo el 3,3% de la producción mundial de electricidad.
La seguridad de suministro es un factor vital del crecimiento económico. En Oserian, uno de los mayores exportadores de flores de Kenia, ubicado cerca del lago Naivasha, el vapor geotérmico calienta invernaderos y genera electricidad en sus dos plantas de energía. La calefacción geotérmica permite a la compañía vender 380 millones de flores cada año y también cultivar "variedades de rosas que no serían económicamente viables sin el calor que produce el interior de la tierra durante 24 horas", dice Neil Hellings, director general de Oserian. Los ahorros derivados del uso de energía geotérmica versus electricidad convencional le permiten a esta compañía pagar a sus empleados más del doble que muchos de sus competidores.
Se esperaba que otro campo geotérmico, ya en desarrollo al norte de Hell's Gate, llevara energía a medio millón de hogares y 300.000 pequeñas y medianas empresas, según el African Development Bank Group.
El aumento de la industria geotérmica de Kenia, que ocupa el noveno lugar en el mundo en producción de energía geotérmica, de acuerdo con Geothermal Council Resource, ha ayudado a reducir el precio de la electricidad y ampliar su acceso. El gobierno se ha fijado un objetivo ambicioso para el año 2020, que el 100% de sus ciudadanos puedan tener electricidad, pero hay muchos desafíos que hacen que sea muy difícil llegar a ese objetivo. Uno de ellos es que para que haya una infraestructura y una conexión adecuadas, los clientes deberían pagar el servicio, un dato crucial para que el negocio sea viable. Esto es especialmente cierto en áreas pobres donde las personas no pueden pagar la electricidad o no pueden usarla mucho, lo que hace que sea relativamente costoso e inviable desde el punto de vista financiero que las empresas los conecten.
Otra de las razones es la necesidad de grandes sumas de dinero para instalar la red eléctrica. Por el momento, ya hay cerca de 2.400 kilómetros de nuevas líneas eléctricas en construcción y se prevén 5.800 kilómetros más. Y a todo este embrollo, se le une la falta de experiencia técnica, la mala gobernanza y la corrupción.
En el oeste de Kenia "la tasa de electrificación ronda el 5%, a pesar de que el 84% de los hogares no conectados se encuentran a 200 metros de un punto de conexión", dice una consultora estadounidense. El año pasado, la demanda de electricidad de Kenia superó los 1.600 MW por primera vez y bajo circunstancias ideales, el país tiene el potencial de generar más de 10.000 MW de energía geotérmica, según Kenya Electricity Generating Co.
Pero hay un problema ambiental mucho más grande que todo esto. A pesar de que la geotermia se considera una energía renovable y que es bien probable que la Tierra suministre calor durante millones de años, el agua subterránea necesaria para producir vapor puede agotarse si no se recarga.
Kenia es, con mucho, el líder geotérmico de África, pero naciones como Tanzania, Uganda, Ruanda, Djibouti, Eritrea y Comoras han realizado exploraciones preliminares y Etiopía genera aproximadamente 7 MW de energía geotérmica.
Obtener energía geotérmica requiere de un proceso largo y costoso que necesita experiencia especial, pero si se ponen los medios necesarios para aprovecharla, podría ser la solución para salir de la pobreza económica del país.
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