El Ministerio de Defensa ha presentado la publicación "Energía y Geoestrategia 2016" donde se analiza el contexto geopolítico mundial, con la evolución de los precios del petróleo y gas, la persistente amenaza yihadista y otros conflictos internacionales y la influencia del nexo "agua, energía y alimentos". Todos ellos factores que ponen en peligro la seguridad energética, principal objetivo del estudio.
Para Claudio Aranzadi, ex ministro de Industria y Energía y coordinador del estudio, "la atención seguirá centrada durante muchos años en los hidrocarburos, pese a que las estrategias globales de descarbonización para combatir el cambio climático van a exigir una intensa reducción del peso de los combustibles fósiles en el mix de recursos de energía primaria. Las energías renovables serán el recurso energético primario dominante, pero aún así, requerirán un plazo muy largo para materializarse".
Esa progresiva descarbonización, en parte promovida por el Acuerdo de París de la COP21, la incorporación de Irán al mercado internacional y los actuales bajos precios del petróleo, son tres factores que apuntan a que se mantengan de manera persistente a esos niveles en los próximos años. "Además, el nuevo ministro de Arabia Saudí ha anunciado que seguirá con la superproducción de estos últimos años", añade Aranzadi, "por lo que no se esperan grandes cambios en los precios".
Amenazas y riesgos
Uno de los apartados más importantes de la publicación es la seguridad energética. "La garantía del libre tráfico marítimo es una prioridad para el abastecimiento de hidrocarburos, absolutamente vital para el funcionamiento de la economía mundial", explica Gonzalo Sirvent, contralmirante de la Armada, "por eso hemos estudiado los riesgos y amenazas que afectan a los puntos más calientes o '_choke points' _del planeta".
En los documentos relativos a Seguridad y Defensa, entre las posibles agresiones que pueden sufrir los buques petroleros, metaneros o las infraestructuras energéticas, se diferencia entre un conflicto armado, un atentado terrorista con intención de cerrar un paso estratégico, la piratería y el robo armado o un grave accidente que bloqueara un paso estratégico.
Y de todos ellos, la mayor amenaza es el terrorismo yihadista y el conflicto bélico con Daesh. "La dependencia de los recursos energéticos ha convertido al sector en uno de los objetivos prioritarios de las organizaciones terroristas, especialmente el yihadismo salafista cuyos dos principales exponentes son Al Qaeda y, más recientemente, el Daesh también denominado Estado Islámico", aclara Ignacio Fuente Cobo, coronel de Artillería y analista del Instituto Español de Estudios Estratégicos, "en Siria, Irak, pero sobre todo en Libia, la situación es muy complicada, porque con el petróleo se paga todo, los Gobiernos, el suministro de alimentos de la población pero también las milicias".
Por eso, el objetivo de este terrorismo es la de destruir los campos y las instalaciones petrolíferas o hacerse con el control de ellas.
En el capítulo de la piratería, ha celebrado que en 2015 no ha habido ningún caso, después de cinco años de dificultades y situaciones muy graves, "pero no nos podemos dormir y bajar la guardia".
Incertidumbre política
En definitiva, se prevén unas cuantas incertidumbres en el contexto político actual y futuro, a las que hay que añadir que la falta de liderazgo de Estados Unidos en los centros de negociación del petróleo, "porque ya no es árbitro como años anteriores y ahora Arabia Saudí se siente sola, con muchas dificultades para negociar con Irán", señala Raúl Cardoso, director general de Prisma Integral Gestión.
"Pero ya a nivel general en política energética, en los próximos años EEUU seguirá liderando, junto con China y la UE, en este caso más bien moral porque solo representa el 10% de las emisiones globales de CO2", apunta Aranzadi, "aunque en estos momentos hay cierta incertidumbre porque no sabemos cuál será el futuro presidente de Estados Unidos, y algunos candidatos dan un poco de miedo".
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