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La central costarricense de Reventazón será la mayor hidroeléctrica de Centroamérica

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Considerada la segunda mayor obra de infraestructura de la región después del Canal de Panamá, la Planta Hidroeléctrica Reventazón, en el Caribe de Costa Rica, pule sus últimos detalles para entrar en completa operación y convertirse en la mayor generadora eléctrica de Centroamérica.

Ubicada en la verde cuenca del río Reventazón en la comunidad de Siquirres, provincia de Limón (Caribe), la joya de la ingeniera costarricense ya tiene en funcionamiento tres de sus cuatro turbinas generadoras de electricidad y está concluida en un 99%.

Se prevé que la última turbina comenzará a operar a finales de este año para lograr una capacidad total de 305 megavatios, equivalente al consumo de 525.000 viviendas en un país de 4,7 millones de habitantes.

Esta obra, valorada en 1.216 millones de dólares, fue diseñada y construida en su totalidad por el estatal Instituto Costarricense de Electricidad (ICE) y financiada por bancos locales e internacionales, y además podría servir para vender energía a otros países centroamericanos en caso de que sea necesario.

El ingeniero del ICE y director del proyecto hidroeléctrico, Luis Roberto Rodríguez, explicó a Acan-Efe durante un recorrido por la estructura que esta es una de las obras incluidas en el plan de expansión del ICE y que ha significado todo un desafío. "Este proyecto es sumamente importante, porque utiliza una fuente renovable de energía. Es un proyecto planificado, diseñado y construido por el ICE, y nos sentimos orgullosos de que está operando comercialmente en el tiempo establecido", declaró.

Rodríguez comentó que desde 2010 han trabajado en el lugar 4.500 personas durante las 24 horas del día, lo que ha permitido cumplir con los plazos de construcción y operación propuestos ante los entes financieros. "La inversión constructiva es de 1.216 millones de dólares y este proyecto ha sido todo un reto en diverso ámbitos como en el tema ambiental, el de logística, el constructivo y el de financiamiento", afirmó.

Los últimos detalles están siendo pulidos minuciosamente por decenas de trabajadores, especialmente la instalación de la última turbina, algunos trabajos en la casa de máquinas, así como otras obras menores.

Esta hidroeléctrica considerada por el ICE como la mayor obra de infraestructura e ingeniería en la historia de Costa Rica, cuenta con una presa de 130 metros de altura, que hizo posible la creación de un gigantesco embalse de 6,9 kilómetros cuadrados, el cual tiene la capacidad para almacenar el agua necesaria para una generación de tres meses.

Una serie de túneles de 14 metros de diámetro y con una longitud total de 4,2 kilómetros sirve tanto para desviar el cauce del río Reventazón como para enviar el agua hacia la casa de máquinas a través de una gigantesca tubería de acero de 8,6 metros de diámetro y 905 metros de longitud.

El túnel más amplio es de 1.672 metros de largo, por el cual se conduce el agua hacia la casa de máquinas para echar a andar las turbinas generadoras.

La hidroeléctrica ha contado con componentes de responsabilidad social y ambiental, mediante la compra de tierras para reforestar y la ayuda a comunidades cercanas en ámbitos como el empleo, carreteras, escuelas y centros de salud.

El director del proyecto comentó que también se tuvo que trabajar en la parte arqueológica, pues durante las excavaciones se encontraron restos de asentamiento indígenas Cabécar que datan de hasta 12.000 años, los más antiguos de Centroamérica.

En esta labor, acompañada por el Museo Nacional, se recuperaron elementos funerarios, petroglifos, basamentos de viviendas, calzadas, herramientas de piedra, alfarería, cerámica y utensilios para alimentación.

Esta planta hidroeléctrica servirá para que Costa Rica mantenga su liderazgo internacional en energías limpias.

En 2015, este país generó el 99 % de su electricidad mediante fuentes renovables, principalmente hidroeléctrica, seguida de la geotérmica, la eólica, la biomasa y la solar.

En el horizonte del ICE está la construcción de una nueva planta hidroeléctrica que tendrá más del doble de capacidad de generación que Reventazón.

Se trata del proyecto El Diquís, de 630 megavatios de generación y un costo de 2.100 millones de dólares, el cual se ubicará en la zona sur del país, pero que para avanzar debe pasar por una consulta a los pueblos indígenas de la zona que se verán impactados.

El proceso de consulta, exigido por convenios internacionales, está siendo organizado por el Gobierno.

Reportaje realizado por Douglas Marín, de la Agencia EFE

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