El Gobierno de Pedro Sánchez y Teresa Ribera ha aprobado este martes en el Consejo de Ministros la concesión de un crédito reembolsable en condiciones comerciales OCDE, con cargo al Fondo para la Internacionalización de la Empresa, para la modernización de la refinería de Talara en Perú por 285 millones de dólares (259 millones de euros).
Es decir, que mientras quiere prohibir la exploración y explotación de hidrocarburos en España a través de la nueva Ley de Cambio Climático, o dejar de financiar cualquier actividad de combustibles fósiles, se dedica a financiar infraestructuras petrolíferas más allá de las fronteras españolas.
Es el doble rasero del Gobierno de Sánchez y Ribera que quieren teñir de verde su gestión, pero que en realidad si se trata de echar un cable a los combustibles fósiles no pone reparos, más bien facilidades.
Cabe recordar que dos empresas españolas son las que están construyendo esta modernización de la refinería de Talara en Perú. Se trata de dos de las grandes ingenierías españolas, Técnicas Reunidas, controlada por José Lladó, y Cobra, que pertenece al Grupo ACS presidido por Florentino Pérez.
El proyecto que se inició en 2014 está a punto de finalizarse. El coste total de la inversión asciende a unos 4.500 millones de dólares sin contar con la financiación. Tanto Técnicas Reunidas como Cobra han tenido bastantes problemas para llevar a cabo esta obra faraónica que finalmente ha tenido un sobrecoste importante de un mínimo de 1.000 millones de dólares. El proyecto nació en 2014 con un presupuesto de 3.500 millones, de los que 2.700 millones iban para Técnicas Reunidas y la UTE que formó con Initec, ahora Cobra.
Técnicas Reunidas se ha encargado de las unidades principales de la instalación mientras que Cobra se encargaría de realizar las unidades auxiliares.
Este tramo de financiación por 285 millones de dólares son fundamentales para que ambas empresas puedan finalizar lo acordado con Petroperú, la compañía estatal propietaria del proyecto.
Según el presidente de la petrolera peruana en una entrevista en el diario El Comercio hace justo un año, el proyecto necesitaba aún una financiación de unos 600-800 millones de dólares. En ese momento estaban negociando con Técnicas Reunidas el pago de un sobrecoste.
Pero lo que más le preocupaba, con el acuerdo prácticamente cerrado con Técnicas Reunidas, era si Cobra iba a ser capaz de poder finalizar las obras en el tiempo previsto. Según lo acordado, la puesta en marcha de la nueva refinería podría llevarse a cabo en el primer trimestre de 2021.
Esta financiación de 285 millones de dólares no es la primera que realiza el Estado español para este proyecto. Ya en 2018, con el Gobierno de Pedro Sánchez, la Compañía Española de Seguros de Crédito a la Exportación (Cesce) avaló un crédito de 1.300 millones de dólares para la petrolera estatal peruana Petroperú para poder llevar a cabo este megaproyecto petrolífero.
Cesce gestiona en exclusiva el seguro de crédito y de inversiones por cuenta del Estado, cubriendo los riesgos políticos, comerciales y extraordinarios asociados a la internacionalización de las empresas españolas desde 1972.
La modernización de la planta tiene como objetivos la producción de diésel y gasolinas con menor contenido de azufre, el procesamiento de crudos más pesados mediante tecnologías más avanzadas y el aumento de la capacidad de refino.
El proyecto de modernización de la refinería de Talara ha sido considerado, según el Consejo de Ministros, "de especial importancia" por las autoridades peruanas debido a las ventajas que ofrece tanto en materia de refuerzo de la autonomía energética del país, reducción de la dependencia de importaciones de crudo del exterior y de mejora de la calidad medioambiental derivada de la obtención de combustibles menos contaminantes.
Lo que no se dice es el pozo de pérdidas en el que se ha convertido esta modernización de la refinería para Perú. Solo los retrasos en la obra les costará otros 600 millones de dólares más. Es por ello que al final un proyecto de 3.500 millones acabe por encima de los 5.000 millones de euros contando el financiamiento.
La modernización también incluye las plantas de hidrógeno, de ácido sulfúrico, de agua (desmineralizada y de mar) y de tratamiento y suministro eléctrico (construidas por Cobra) necesarios para el funcionamiento de las unidades principales de la refinería (encargadas a Técnicas Reunidas).
De esta forma, el negocio ha sido redondo para el Gobierno como para las ingenierías españolas. Cuando hay dinero de por medio, ya no preocupan tanto las emisiones al planeta.
Ander Holm
27/05/2020